El nuevo diálogo es Este-Oeste
El Fondo, dedicado a financiar proyectos agrícolas y pesqueros en las regiones más pobres del mundo, aprobó un programa de inversiones para este año de 340 millones de dólares, unos 37.400 millones de pesetas.Junto a la discusión de los proyectos de inversión, en el ambiente del congreso -celebrado en uno de los compejos arquitectonicos más inequívocamente mussolinianos de Roma, el EUR- se percibía con inquietud la monopolización del diálogo Este-Oeste, relegando a un plano absolutamente secundario los programas y compromisos de cooperación entre el Norte y el Sur. "Es un fenómeno indiscutible, y existe una inquietud manifiesta sobre este tema, aunque generalmente se manifieste de un modo no oficial...", señalaba un representante de la delegación española.
"La política de cooperación con los países en vías de desarrollo no tiene, por ahora, buena prensa", apuntaba un columnista Il Mondo Economico. "En un momento en el que el sistema comunista, tal y como lo conocíamos desde 1945 se desmorona en cuestión de meses, es natural que la opinión pública perciba los hechos que suceden en Berlín, Praga o Bucarest, con una intensidad mucho mayor que un golpe de Estado en Sudán o las inundaciones en Bangladesh. Poco importa que en este último caso, por ejemplo, el número de víctimas sea incomparablemente mayor que en el de la caída del régimen de Ceaucescu en Rumanía".
Ayudas a Polonia
"Sin duda, las expectativas abiertas por el cambio en los re gimenes del Este son también in teresantes para España [el Go bierno español aprobó el pasado viernes un paquete de ayudas para Polonia por valor de 1.500 millones de pesetas a Polonia] la cooperación económica con América Latina sigue siendo una de las prioridades en la política exterior española", puntualizaba el representante español. Una delegada argentina calificaba de "dura" la situación creada para los países de Latinoamericana tras la apertura del Este; mientras que para los representantes venezolanos "El diálogo entre Europa y América Latina se verá, en una primera fase, perjudicado por las prioridades de la República Federal de Alemania y otros países comunitarios hacia el Este". "A medio plazo, sin embargo, creo que se puede crear un statu quo mejor que el vigente, que es absolutamente injusto para los países de nuestra área".
Frente a ello, otros países como la propia Italia han congelado sus iniciativas de inversión en América Latina y los países de la cuenca del Mediterráno, concentrandose en su estrategia de cooperación con el Este. El presidente del Consejo de Ministros italiano, Giulio Andreotti recordó durante su intervención en la apertura del congreso que "los hechos sucedidos en 1989, que se orientan hacia una progresiva distensión entre los dos bloques militares, parecen abrir un camino que permitirá una desaceleración cada vez más importante en los gastos militares". "El objetivo es poder destinar mayores fondos para combatir el hambre, la enfermedad, la carestía utilizando recursos empleados hasta ahora en la inútil e improductiva carrera de armamentos", añadió Andreotti.
"Pese a los esfuerzos realizados, la situación por la que atraviesa una parte considerable de la población mundial es lamentable, y éste es el problema más importante con el que tiene que enfrentarse la humanidad", señalaba la delegada de los países escandinavos. "Muchos de los países con los que se han establecido vías de cooperación no sólo no han mejorado, sino que se encuentran en una situación peor que la de hace diez años", añadió la representante noruega.
El FIDA ha financiado más de 260 proyectos en 93 países en desarrollo por un importe total de 11. 100 millones de dólares, de los que el propio fondo aportó casi 3.000 millones. Las áreas de actuación del organismo se centran en África subsahariana y en Asia, con 70% del total.
"Hay un cierto desequilibrio en el destino de las inversiones del fondo, desfaborable para América Latina [13% del total de los proyectos]", en opinión del delegado de Ecuador; una tesis compartida de modo extraoficial por la representación española, una de las que ha comprometido menores recursos (1,5 millones de dólares) a la entidad.
La organización, fundada en 1977, cuenta con 143 países miembros distribuidos en tres categorías. La I, que engloba a 20 países ricos, una intermedia (los 12 países de la OPEP) y la III, formada por 111 países en vías de desarrollo. El presupuesto del FIDA, vigente hasta 1992, supera los 560 millones de dólares. La política de cooperación instituida por el Fondo -uno de los pocos organismos de Naciones Unidas en los que las grandes potencias no tiene derecho de veto- fija la concesión de crédi tos al 1% de interés, con 50 años de plazo. "Alrededor de 20 millones de familias campesinas se beneficiarán de los proyectos apro bados hasta fines de l989", según las estimaciones de los gestores del fondo. Las prioridades en la concesión de créditos del organismo dependiente de la ONU apunta en el África subsahariana a aumentar los margenes de productividad de las tierras ya labradas mediante la importación de tecnología. En el norte del continente y en el Cercano Oriente, los esfuerzos se dedican a potenciar la agricultura de secano. En Asia, el FIDA se ha concentrado en prestar asistencia a los carentes de tierra y en fomentar la inclusión hacia prácticas de mercado de distintos colectivos tribales. En América Latina, la voluntad del fondo es establecer acciones conjuntas con Gobiernos locales para acercar a un número cada vez mayor de personas a sistemas de propiedad o permanencia en los terrenos de labranza.
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