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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amores de un turco en Nápoles

La inauguración de la nueva temporada en el teatro de la Zarzuela ha discurrido entre aplausos dirigidos, principalmente, a un lejano colaborador: Gioacchino Rossini, quien en El turco en Italia nos dejó una de sus felices piezas bufas.El turco se estrena en Milán el 14 de agosto de 1814 y llega al teatro de la Cruz madrileño cuatro años después. Luego desaparece del repertorio tal y como sucedió en la misma Italia, que lo redescubre en 1955 de manos de María Callas. La mítica Callas dio al personaje la "coquetería, perfidia y exquisitas modulaciones" que requiere, lo que en buena medida hizo el sábado en Madrid Lella Cuberli (Dallas, 1950), protagonista femenina de la obra en lugar de la anunciada Enedina Lloris, que sufre una hipertiroiditis.

El turco en Italia

De Romani y Rossini. Intérpretes: W. White, L. Cuberli, E. Dara, F. Lopardo, A. Rinaldi, S. Anselmi y J. Luque. Dirección musical: A. Zedda. Dirección escénica: L. Pasqual. Orquesta Sinfónica de Madrid y Coro del Teatro Lírico Nacional. Teatro de la Zarzuela, 20 de enero.

La Cuberli posee alto estilo, bello color vocal, ligereza y gracia considerables y, como actriz, huyó de todo posible exceso. La refinada profesionalidad del director escénico Lluís Pasqual se advirtió en la estructura general y en varios detalles de la representación, al conducir la acción con gran arte, sobre decorados de Ezio Frigerio, de sabroso gusto napolitano, y con bellos figurines de Franca Squarcino, e inteligentes luces de Pascal Marat.

Manda la acción en El turco en Italia, y dentro de ella hay que incluir la naturaleza de la partitura, más que la definición de los tipos, endebles si se comparan con otras piezas rossinianas. En ésta más parecen pretextos para las sorpresas que nos depara Rossini, encarnados en las figuras de Zaida, que defendió con mérito la mezzo Susana Anselmi; del príncipe turco, Selim, estupendamente entendido por Willard White; de don Geronio, asumido por Enzo Dara; de Narciso, representado por el tenor Frank Lopardo y del Poeta Prosdocimo, que tiene a su cargo la dimensión distanciadora como autor de la búsqueda de un argumento, bien mantenida en todos sus valores por Rinaldi y por el Juan Luque en el personaje de Alzabar. El turco en Italia es ópera feliz, cuya misión desde el día del estreno,fue la de hacer felices a los espectadores, aspecto que se logró el sábado.

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