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CAMBIOS EN EL ESTE

El Ejército soviético combate con grupos armados en Azerbaiyán

Pilar Bonet

El caos reinaba ayer en Bakú, capital de Azerbaiyán, donde unidades de nacionalistas armados habían arrebatado parte de¡ control de la ciudad al poder soviético, en tanto que nuevos contingentes militares trataban de llegar a Azerbaiyán desde otras zonas de la URSS. En las calles de Bakú se desarrollaban combates desde última hora de la tarde -con numerosas víctimas- entre tropas del Ejército y nacionalistas que les cerraban el paso, según la agencia France Presse, que citaba fuentes del Frente Nacional de Azerbaiyán. Dichas fuentes afirmaban que "alrededor de 500 personas" habían muerto en los enfrentamientos.

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El edificio del Comité Central y del Soviet Supremo de Azerbaiyán, en el paseo marítimo sobre la ribera del mar Caspio en Bakú, se hallaba prácticamente en estado de sitio, según las informaciones transmitidas anoche por la televisión soviética y por la agencia Tass de madrugada.["Los carros de combate vienen del Norte y buscan asegurarse el control de los principales edificios públicos", declaró anoche telefónicamente desde Bakú Leila Yunussova, del grupo socialdemócrata de Azerbaiyán. "Es la guerra abierta", agregó un dirigente nacionalista de dicha república soviética, informa France Presse].

El Kremlin decidió ayer reforzar las tropas ya enviadas al Cáucaso, pero anuló la orden de movilización de los reservistas, que amenazaba con provocar una oleada de descontento popular en las regiones rusas afectadas en el norte del Cáucaso. En Krasnodar, Staropol y Rostov hubo manifestaciones de protesta de miles de personas en contra de la movilización.

En Staropol, la tierra natal del líder Mijail Gorbachov, tiene lugar hoy un mitin convocado por el Frente Popular de la región para protestar por el envío de tropas. En esta ciudad, habitantes locales se quejaron de que los reservistas, que según el ministro de Defensa, Dimitri Yazov, iban a ser jóvenes solteros licenciados hace poco del Ejército, habían sido movilizados por la noche, cuando dormían, como si hubiera estallado la guerra.

Grupos de mujeres de esa ciudad se manifestaron en las calles y enviaron telegramas a las autoridades militares. "No queremos otro Afganistán", se decía en uno de ellos.

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Moscú teme una catástrofe nacional" en el Cáucaso

Viene de la primera páginaLos choques entre tropas del Ejército y los grupos armados azeríes se produjeron a última hora de la noche de ayer; la existencia y el número de víctimas no habían sido confirmados oficialmente esta madrugada, aunque fuentes nacionalistas insistían en la gravedad de los choques armados y hablaban de "unos 500 muertos".

Horas antes de los enfrentamientos, la televisión soviética difundió un comunicado del general Aleksel Lizichev, jefe de la Dirección Política del Ejército, según el cual todos los reservistas volverán a su casa en el plazo de cinco días, es decir, antes del 24 de enero. El contingente de tropas del Interior y del Ejército que se encontraban en Azerbaiyan y Armenia hasta el jueves era de 24.000 hombres. Por la mañana, Mijail Gorbachov había reconocido que el llamamiento a los reservistas para "prestar una ayuda rápida" había causado descontento a la población.

Las autoridades soviéticas habían advertido ayer a los armenios y azeríes que si no ponían fin al conflicto del Cáucaso la situación podía transformarse en "una catástrofe nacional". En la frontera soviética con Irán, continuaba ayer un masivo flujo de iraníes que entraban en territorio de Azerbayán, en algunos casos sobre pontones improvisados sobre el río Araks, según informaba el diario Izvestia, que denunciaba un plan para transportar un gran cargamento de armas y municiones desde Irán. El diario citaba al jefe de la dirección política de las tropas de fronteras del Comité de Seguridad del Estado, el general Nikolai Britvin, y otros altos mandos que relataban ataques sin respuesta por parte soviética a puestos fronterizos con Irán.

La frontera con Irán

El cruce de la frontera se da en los dos sentidos posibles. Varios miles de personas pasaron al territorio de Irán en la jornada del jueves al viernes y solo una parte volvió a Azerbaiyán. Unos mil ciudadanos iraníes irrumpieron en territorio soviético y algunos eran recogidos por vehículos que los llevaban a otras zonas de la república, según Izvestia. Los participantes en los desórdenes usan a mujeres y niños, según Tass, para neutralizar la actividad de los guardias fronterizos,

El Comité Central del PCUS, el Presidium del Soviet Supremo de la URSS y el Consejo de Ministros hicieron ayer un llamamiento a los pueblos de Azerbaiyán y Armenia. Por su parte, Mijail Gorbachov, que participaba en un foro internacional sobre ecología y supervivencia de la humanidad, dijo que el Kremlin haría todo lo que pudiera para restablecer el orden y acusó a "extremistas", "aventureros irresponsables" representantes de la "economía sumergida" y fundamentalistas islámicos de tratar de socavar la prestroika. La, cifra oficial de muertos en los conflictos del Cáucaso se elevaba ayer a 72, antes de los enfrentamientos de anoche en los que podrían haber aumentado considerablemente.

La agencia soviética Tass culpó ayer al Comité de Defensa del Frente Nacional del deterioro de la situación ocurrido ayer en Bakú y otras regiones de Azerbaiyán. "Grupos nacionalistas y antisoviéticos están intentando. tomar el poder. Se ha alterado la vida de la ciudad. El transporte no funciona. Además del metro se han parado las empresas y se han cortado las comunicaciones por tren y automóvil. Las llamadas unidades de autodefensa realizan registros ilegales a los pasajeros en el transporte y les confiscan sus propiedades privadas. Las comunicaciones y el funcionamiento del centro de radio televisión están paralizadas", señalaba Tass.

Los periódicos no salieron ayer a la calle en Bakú, capital de Azerbaiyán, de donde se habían evacuado ya 13.128 armenios desde que empezó el conflicto. Unos 250, llegados a Moscú, se negaban a abandonar el avión que les había traído a la capital soviética hasta que les dieran vivienda en ella.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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