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La 'vieja guardia' de la RDA lanza una contrarrevolución agitando el fantasma del caos

LA NUEVA EUROPAJOSÉ M. MARTÍ FONT ENVIADO ESPECIAL, Cuadros intermedios, funcionarios y personajes que mantienen el control de una buena parte del viejo aparato del Estado en la República Democrática Alemana (RDA) han lanzado una auténtica contrarrevolución agitando el fantasma del caos y del resurgir neonazi. Los incidentes de la noche del lunes en Berlín Oriental, en el edificio central de la antigua policía política (Stasi), fueron deliberadamente exagerados para producir la sensación de pánico entre la población, y que el partido comunista (SED-PDS) considera como su única posibilidad para conseguir un resultado aceptable en las elecciones del 6 de mayo.

Unas 10.000 personas se congregaron el lunes a media tarde frente al monumental edificio donde se albergaba la oficina central de la Stasi, en el barrio de Lichtemberg, convocadas por el grupo opositor Nuevo Foro para pedir el total desmantelamiento de la odiada policía política. Las exactas dimensiones de la Stasi, de las que se desprende que una de cada 85 personas en la RDA trabajaba para la policía política, fueron dadas a conocer aquella misma mañana por el Gobierno, durante la mesa redonda con la oposición.En un momento determinado, un pequeño grupo, no superior a un centenar de personas, muy jóvenes y claramente identificables por su corte de pelo -casi al rape- se acercaron a la puerta central del edificio, rompieron algunos cristales, abrieron la puerta y penetraron, ante la total pasividad de varios policías que vigilaban la entrada. Ante la sorpresa de la mayoría de los manifestantes, que inmediatamente empezaron a gritar contra los invasores y a pedirles que desalojaran el local, pudo verse cómo desde las ventanas llovían papeles y otros objetos lanzados a la calle.

Con una rapidez sospechosa, los miembros del Gobierno y los, participantes opositores en la mesa redonda decidieron suspender las conversaciones y dirigirse al lugar para aplacar a los manifestantes. La agencia oficial ADN, casi instantáneamente, anunció que decenas de miles de manifestantes habían ocupado la central de la Stasi y estaban destruyéndolo todo. La televisión de la RDA fue aún más lejos, e interrumpió sus emisiones para hablar de 100.000 manifestantes y dar paso al primer ministro, Hans Modrow, para que hiciera un patético llamamiento al orden, tras asegurar que "la nueva democracia está pasando por sus momentos más difíciles".

Fuentes diplomáticas occidentales indicaban ayer la existencia de una campaña lanzada desde los funcionarios más inmovilistas del Partido Comunista, destinada a impedir que se celebren las elecciones de mayo. Modrow, que ayer visitó Berlín Occidental y acudió al Senado junto con el alcalde socialdemócrata Walter Momper -la primera vez que un jefe de Estado de la RDA visita oficialmente el otro lado de la capital dividida- sería, según estas fuentes, un rehén de su propio partido.

En medios de la oposición, sin embargo, se asegura que es el propio primer ministro quien está al frente de esta operación, mientras que el vicepresidente del partido, el carismático alcalde de Dresde, Wolfgang Berhofer, habría decidido ya aprovechar su popularidad y pasarse con todo el bagaje al rebautizado Partido Social Demócrata (SDP), el más creíble de los adversarios que los comunistas encontrarán en las urnas.

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