_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El precio de Thyssen

Cuando comenzó a hablarse de poder traer a España la colección Thyssen-Bornemisza nos ilusionamos con ello; después vimos lo que se expuso en las salas de la planta baja de la Biblioteca Nacional, y más tarde lo que pudimos ver en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, siguiendo a todo ello un cierto desencanto.Hemos seguido a través de los medios de comunicación el acuerdo al que, al parecer, se llegó, y la ilusión y el desencanto se convirtieron en resignación ante ese magnífico y costoso depósito franco en que se convertía el palacio de Villahermosa a la mayor honra y gloria de los Thyssen-Bornernisza, y por añadidura espléndidamente remunerado. Pero al leer en EL PAÍS del día 29 de diciembre de 1989, página 32, las condiciones del contrato, el idioma en que está redactado y la legislación a la que queda sometido, lo que sentimos es indignación, a la vez que humillación.

Eso no es, eso no es. Si el barón Thyssen-Bornernisza quiere ser un gran mecenas y ceder sus cuadros a España, debe agradecérsele, y mucho, su magnanimidad, pero, tal como hemos leído que se pretende, no, pues no estamos por pagar alquileres tan altos por algo que estará aquí como las aves migratorias, de paso.

Los españoles queremos ver los cuadros que están guardados, que son nuestros, y que no se exponen por falta de espacio; los tapices del Patrimonio Nacional, que sólo sabemos que están y que no hemos visto nunca; que nuestras catedrales, iglesias, palacios y monumentos estén restaurados; que las obras de arte se conserven dignamente; que los museos en general puedan ser visitados y con instalaciones dignas; monasterios, conventos... Y si después nos sobra dinero, trátese con quien quiera que sea para adquirir nuevas obras en condiciones transparentes y sabiendo qué es lo que nos va a costar, pero cesiones o dádivas que no lo son, de ninguna manera.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Aquí hay algo que va más allá de una normal acción de gobierno: es nuestra dignidad la que está en juego, y no estamos por mendigar a estas alturas.- Pedro María Orts y Bosch.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_