El prisionero 41.586
Manuel Antonio Noriega intenta mantener una compostura militar que no está de acuerdo con la realidad que le rodea. En tan sólo 48 horas, el jeneral panameño, el enemigo invencible de la Administración de Bush, el máximo líder de Panamá, se ha convertido en un número, el que le corresponde como prisionero federal: el 41.586.Cuando el pasado jueves compareció ante el juez, el uniforme de Noriega estaba recién planchado; su desfigurado rostro, afeitado; su pelo, engominado; sus zapatos, lustrosos, y sus insignias, relucientes. El juez Hoeveler, que fue quien le procesó en febrero de 1988 y nunca ha querido reconocer la posible inmunidad política del acusado, no se impresionó. La vista del jueves, en la que el juez le leyó a Noriega las acusaciones que pesan sobre él, no era un consejo de guerra, en el que se respeta el rango del acusado hasta que éste es declarado culpable. La justicia norteamericana no entiende de estrellas ni de uniformes. En la sala de la Corte del Distrito Federal de Miami, como lo demostró eljuez Hoeveler, todos los detenidos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, y el general fue tratado como el US prisoner 41.586.
[El nuevo vicepresidente de Panamá, Ricardo Arias Calderón, anunció anoche que el general Noriega ha sido degradado y que todos sus cargos, rangos y honores han sido anulados, informa Efe].
El recluso 41.586 está acusado de recibir presuntamente 4,6 millones de dólares a cambio de dar cobertura a los narcotraficantes colombianos, de ayudarles a blanquear dinero procedente del tráfico de drogas y a introducir cocaína en el mercado norteamericano. Si es considerado culpable por un jurado, el acusado se enfrenta a 145 años de cárcel ya una multa de 1,1 millones de dólares.
Seguridad
A diferencia del juez Hoeveler, quienes sí tratan estos días de forma distinta a Noriega son los US marshals. Sobre ellos ha recaído la custodia del prisionero. La seguridad en torno a Noriega es tal que nadie, ni siquiera sus abogados, conoce el lugar donde pernocta.
En medios políticos se afirma que Noriega se halla recluido en una habitación estrecha, conocida como el submarino, que se encuentra en algún lugar subterráneo del complejo judicial de Miami, donde una serie de túneles interminables conecta los viejos y los nuevos edificios de las cortes estatales y federales.
La habitación del prisionero 41.586 tiene una cama, un retrete y un televisor. Es una habitación reservada para los testigos que cuentan con la protección federal, y su existencia es tan secreta que los marshals tienen órdenes incluso de no referirse a ella.
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