_
_
_
_

10.000 personas se concentraron por la paz en Euskadi

Aurora Intxausti

Numerosos vecinos de San Sebastián despidieron 1989 pidiendo paz en Euskadi. Lo hicieron a través de una cadena humana en la que participaron, según los organizadores, en torno a 10.000 personas. Dos obras de los escultores vascos Néstor Basterretxea y Eduardo Chillida que distan tres kilómetros, fueron punto de inicio y fin de esta concentración, en la que por tercera vez durante el pasado año los vascos pedían, con el silencio, el cese de la violencia.

Los participantes se pasaron un testigo en cuyo interior se encontraban las fotografías y nombres de las 22 personas que el pasado año murieron víctimas de la violencia, y un breve manifiesto en el que se aseguraba que "la vida humana, más allá de etiquetas ideológicas, nunca podrá ser utilizada como moneda de cambio", y se expresaba el deseo de impedir que la cultura de la violencia pueda llegar a ganar sobre los sentimientos.En la cadena se encontraban representantes de todos los partidos del bloque democrático y de las instituciones vascas El vicelehendakari del Gobierno vasco, Ramón Jáuregui, afirmó que la actitud de la sociedad vasca permite que poco a poco se vaya consiguiendo la paz en este país, y definió 1989 como un año histórico en ese terreno.

Poco antes del inicio de la cadena humana se distribuyeron en la zona octavillas sin firma, en las que por una cara se leía: "Por una España grande y libre. 31 de diciembre: cadena humana", y por la otra estaba dibujado el escudo franquista con una rama de olivo en el pico del águila. Una pancarta de similares características había sido colocada en el bulevar donostiarra y fue retirada por los organizadores de la cadena, la coordinadora de Gesto por la Paz.

La cadena humana comenzó a formarse tras el lanzamiento de un cohete desde la escultura de la Paloma de la paz de Néstor Basterretxea. Estaba previsto que ésta terminase al lanzarse un segundo cohete desde el Peine de los vientos de Chillida, sin embargo, cuando los participantes llevaban más de una hora caminando y se estaba formando la segunda vuelta de la cadena, fue lanzado un cohete desde el monte Urgull, por personas ajenas a la organización, que desconcertó a los asistentes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_