Camilo José Cela Conde

ENVIADO ESPECIALCamilo José Cela Conde, escritor y navegante, es el hijo de Camilo José Cela desde hace 43 años, pero nunca antes de este trimestre que comenzó el día 19 de octubre, cuando su padre ganó el Nobel de Literatura, había sido tan evidente para él que lo que era una costumbre natural se convirtiera en una responsabilidad permanente. Porque el peso de la púrpura del Nobel le ha salpicado -"por casualidad, porque soy su hijo"-, se le esperaba en Estocolmo con una expectación que no se le dispensó, por ejemplo, a los hijos de Gabriel García Márquez, que en 1982 también acompañaron a su padre en el mismo viaje sueco.

Pero sobre la cabeza de este filósofo del derecho, la moral y la política han surgido en este trimestre algunas cuestiones que le hicieron especialmente atractivo en Suecia. Por una parte, los periodistas suecos pensaron que el tono desenfadado de su libro Cela, mi padre se correspondía con un posible enfado de ambos. "Y claro que no es verdad: es que el libro no se ha podido leer en sueco todavía, y, por otra parte, yo siempre me he llevado con Camilo José Cela como un hijo se lleva con su padre; es decir, bien, mal, regular y de cualquier manera".

Por otro lado, como la ceremonia del Premio Nobel genera poca noticia alrededor, la presencia del hijo de Cela añadía en Estocolmo una pregunta más: ¿vendrá con su madre? La madre, Rosario Conde, no ha venido, y ya ayer lo explicó en los periódicos.

La llegada del hijo de Cela al hotel donde está su padre fue esperada así por fotógrafos y otros periodistas como el acontecimiento del día el miércoles por la noche. "¿Qué creían que iba a pasar?", se preguntaba ayer Camilo José Cela Conde. "No iba a pasar nada, sino que un padre se encontraba con su hijo, y ése es un acontecimiento tan natural que no requería tantas cámaras". De todos modos era un acontecimiento importante, y padre e hijo hicieron honor al momento. Lo que pasa es que dominó cierto nerviosismo. "Le di un beso a mi padre, y eso yo no lo había hecho jamás, pero como estaba tan nervioso ante tanta expectación no sabía qué hacer. Pude haber optado por darle grandes abrazos, como hacen los políticos, pero creo que él se habrá preguntado qué hacía yo dándole un beso".

Camilo José Cela Conde comparte con su padre algunas cosas, y entre ellas, la de la claridad de expresión. "Como él, soy enormemente tímido, pero no compenso esa timidez con la agresividad que éI a veces muestra, y que es sólo reflejo de esa timidez".

El hijo de Cela cree que su sentimiento -"una cuestión emotiva y no racionalizable"-es compartido con un montón de gente, como si fuera un premio colectivo. "Lo que espero es que ahora le dejen tranquilo, porque si mi padre tuviera que seguir haciendo estas cosas se acabaría como escritor, y eso no es bueno para el Nobel".