"Mientras haya una URSS fuerte, Habrá dos Alemanias"
Los antiguos aliados han reprochado al canciller Kohl la ausencia de una referencia explícita en su discurso a la intangibilidad de la frontera Oder-Neisse. Alfred Grosser resta importancia al olvido: "Tampoco habló de Berlín y es casi increíble que no lo hiciera, ya que no es la frontera la que planteará problemas en las próximas semanas o meses, sino Berlín, dónde la situación es muy complicada. No se sabe qué van a hacer los cuatro ocupantes, cuáles van a ser las relaciones entre Berlín Este y Berlín Oeste, y, sin embargo, Kohl no pronunció la palabra Berlín, lo que el alcalde de la ciudad le ha reprochado violentamente. Y ahí se ve nítidamente que fue un discurso apresurado, bastante mal hecho y preparado por los consejeros. Hay que tener en cuenta también que Kohl no es Helmut Schmidt, que tenía en la cancillería un equipo notable, sólido, numeroso, en política exterior. Con Kohl, hay consejeros, y punto".
El historiador francés no considera inevitable la reunificación -"nada es inevitable y todo depende de lo que pase en el Este"-, pero una cosa tiene clara: "Mientras haya una URSS fuerte, no habrá reunificación. La occidentalización de la RDA sería tal capitulación para la URSS que no llego a concebir cómo podría producirse en un futuro previsible".
Ello no le impide recordar ciertos compromisos de los aliados de los que pocas veces se habla: "En Francia", explica, "se olvida demasiado pronto que en el estatuto de la República Federal fijado en octubre de 1953 y ratificado el 5 de mayo de 1955 se establece que los tres conservan los derechos y las responsabilidades sobre Alemania en su conjunto y sobre Berlín, pero se añade también que el objetivo común de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la RFA es la reunificación de una Alemania liberal integrada en la CE. Y Kohl no ha dicho otra cosa que la que figura en el artículo 7 de la convención, de la que se cita siempre solamente el artículo 2".
Grosser cree que, "oficialmente", Francia no pondría ninguna condición para la reunificación, como no sea la insistencia en el interés y el progreso de la CE. Pero aquí también está emboscado el peligro: "Lo que corre el riesgo de convertirse en dramático es que cuando se dice del lado francés que la prueba de buena voluntad es que la RFA acepte rápidamente la moneda única, los alemanes responden que se acepte primero la existencia de un banco autónomo y que el Banco de Francia no dependa del Gobierno.
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