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Rothschild advierte sobre las tecnologías que pretenden crear 'el niño perfecto'

"Los padres recurren a la tecnología para cerciorarse de que su hijo nace sano y es legítimo. Pero detrás de las nuevas tecnologías se esconde la búsqueda del niño perfecto, de tal manera que si una mujer sabe, por un diagnóstico prenatal, que el bebé padecerá el síndrome de Down, la sociedad le obligará a rechazarlo", afirma Joan Rothschild, experta en las ideologías que subyacen de las nuevas técnicas.

"Actualmente, las mujeres embarazadas, las que pueden, porque no hay que olvidar que un colectivo muy importante no dispone de las mismas facilidades, se someten a los diagnósticos prenatales. Supongamos que se detecta un defecto en el feto y la mujer decide continuar con la gestación. Si nace con esa dolencia, todo el mundo le va a decir que no tuvo por qué dar a luz esa criatura", afirma Joan Rothschild.

Partidaria del aborto, autora de 17 libros, profesora de Política Científica en la universidad de Lowell (Massachussetts), está considerada una de las principales expertas en las relaciones establecidas entre feminismo y nuevas tecnologías. Ayer participó en un congreso internacional que se desarrolla en Valencia organizado por el Instituto de Investigaciones sobre Ciencia y Tecnología (Invescit).

"A principios del siglo XX, los eugenistas disponían de pocos métodos para que los mejores reprodujeran la especie; en la actualidad, el desarrollo de las nuevas tecnologías ha posibilitado la aparición de numerosos procesos que alteran el embrión y el feto. Como consecuencia de ello, los padres y los científicos buscan el niño perfecto", añade Rothschild.

En su opinión, esta ideología de perfección que subyace en la implantación de las nuevas tecnologías de reproducción "es elitista y antidemocrática, porque rechaza los seres que no cumplen esos parámetros".

La posibilidad de controlar los genes, agrega, puede ir asociada con preferencias ideológicas. "No quiero decir que todos los científicos sean eugenistas", matiza, "pero para que un niño se considere sano tiene que estar libre de un creciente catálogo de deformidades".

Intereses económicos

Para la profesora, las nuevas tecnologías sí ofrecen ventajas, siempre y cuando toda la población pueda beneficiarse de ellas. "Me preocupa que, a la vez que se aumenta el horizonte de decisiones para las mujeres, en contraste, son las clases médicas, movidas por intereses económicos, las que estructuran y van creando nuevos procesos de reproducción", afirma.

Sobre la posibilidad de elección de sexo en los bebés, reflexiona: "Podíamos tener un mundo con más hombres que mujeres y nos podíamos convertir, nosotras, en una especie a proteger. También, en un grupo marginal". Rothschild asegura que a medida que aparezcan tecnologías más sofisticadas "la mujer perderá la dignidad".

En su país, EE UU, según relata, las nuevas tecnologías están en poder de grupos privados vinculados a sectores económicos importantes que patrocinan la investigación. "La profesión médica, sobre todo los varones, muestra tendencia a controlar la reproducción por intereses propios. Es una cuestión de poder", asevera.

Rothschild no se declara contraria a la posibilidad de elegir el sexo, pero advierte que en una sociedad patriarcal se corre el riesgo de que se conceda preferencia al varón. "Además, estas técnicas han abierto un abismo entre las mujeres privilegiadas y las que no lo son; entre las blancas y las de otras razas. Resumiendo, se podría decir que el niño perfecto es blanco, hombre y libre de enfermedades".

Para la experta americana, conviene desmitificar las nuevas tecnologías. No es posible, dice, detener la corriente, pero sí que los recursos no se ofrezcan sólo a los privilegiados."El enfoque feminista busca una ética que respete la vida y que cambie nuestra relación con el entorno, —refiriéndose a naturaleza—, bastante destruido ya". Rothschild realizó la anterior reflexión al hilo de la conferencia del matemático brasileño Ubiratan D'Ambrosio, participante en el congreso, quien aseguró que si el Tercer Mundo alcanza la potencia del denominado primero con las nuevas tecnologías, el mundo no podrá sobrevivir.

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