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Entrevista:

Roy Disney: "Hemos vuelto a los orígenes"

El sobrino de Walt Disney explica el agitado proceso que ha devuelto a su empresa el liderazgo

Andrés Fernández Rubio

Ejecutivos agresivos entraron a saco en la compañía Walt Disney en 1984. "Estaba prácticamente en venta", dice Roy Disney con aire triunfante. Sobrino del fundador y ahora vicepresidente, capitaneó entonces una rebelión contra el espíritu derrotista que se había instalado en la casa de Bambi. Puso al frente de la empresa a un directivo de moda, Michael Eisner, quien con su equipo ha conseguido "el más brillante cambio de rumbo de una gran empresa desde que Lee Iacocca evitó el naufragio de Chrysler", según la revista Time. Roy Disney ha venido a España a presentar la suave película de dibujos animados Oliver y su pandilla. "Es una vuelta a los orígenes", dice.

Si la cara de Roy Disney se pasase a dibujo en su propia empresa; podría aparecer un ratón. O un zorro. De 59 años, su padre, que también se llamaba Roy, cofundó en 1923 con Walt la empresa que llegaría a convertir las salas en recintos sagrados para los niños que iban por primera vez al cine.Cuando murió Walt Disney, sus sucesores se llenaron de temores ante la enormidad económica y simbólica de su legado. "Se empezaron a mirar y a preguntarse qué hubiese pensado, modificado o tranformado Walt sobre cualquier cosa", dice Roy Disney. "Pero nadie lo sabía porque él no estaba allí para decirlo. Se produjo un proceso contraproducente, y al final no se hacía nada bien de tanto cuestionarlo todo".

Un tío exigente

Mucho tiempo atrás, poco después de terminar sus estudios, Roy Disney había comenzado a trabajar en la sección de montaje de la compañía familiar. Durante 25 años colaboró en películas, sobre todo acerca de la naturaleza, y trabajó con su tío durante seis años."Era muy exigente, y su necesidad de, intervenir hasta en los mínimos detalles hacía que su tiempo fuese valioso por lo escaso, de manera que perdía fácilmente la paciencia. Su mayor talento era reconocer el talento de los demás. Mientras trabajé con él, creo que me exigía lo mismo que a cualquiera, y a veces sospecho que más".

Muerto el tío Walt -"que nació en Chicago, no en Mojácar", puntualiza su sobrino-, los responsables de Disney se sumieron en dudas. Roy Disney, el mayor accionista individual, con un 3%, abandonó en 1977 el consejo de administración "porque no estaba de acuerdo en cómo se planteaban las cosas desde el punto de vista creativo", dice.

"El sobrino tonto de Walt", como se ha publicado que le llamaban a sus espaldas, ganó finalmente su batalla contra aquella directiva, y la nueva, capitaneada por Eisner, consiguió que, por ejemplo, en los tres primeros meses de 1988 los estudios Disney lideraran Hollywood, haciéndose con un 30% de los ingresos en taquilla con películás como Tres hombres y un bebé o Good morning, Vietnam. Cuatro años antes, esos ingresos eran del 4%.

En lo que respecta al cine de animación, Oliver y su pandilla que se presentó el pasado martes en Madrid en una gala a beneficio de Aldeas Infantiles a la que asistió la infanta Cristina, recorre Manhattan a través de los ojos de gatos y perros. Se proyectó el año pasado en Estados Unidos (mañana se exhibe en Barcelona y Madrid) y la compañía Disney ya ha lanzado un nuevo título, La pequeña sirena, y prepara una continuación de Roger Rabitt.

Al parecer, cuando se estrenó Blancanieves había que retapizar las butacas de un cine en Nueva York porque los niños las humedecían. Olivery su pandilla no proyecta traumas infantiles. "De Blancanieves a ahora ha cambiado bastante el gusto de los nifíos, sobre todo a causa de la televisión. La gran oferta de entretenimiento les da una visión más cualificada y sus expectativas son más amplias", dice Roy Disney.

En otra época, ha escrito Richard Corliss, "los niños temblaron a través de la maraña de traumas que Walt Disney había elucubrado para ello!: el atropello del secuestro (Pinocho), el ridículo de la deformidad (Dumbo), o la muerte de la madre (Bambi)". Para Roy Disney, "fijar un código de valores de los personajes-Disney es imposible, y, en cualquier caso, si se hiciera no tendrían nada que ver en él las posiciones políticas, sino las expectativas de un público entre uno y 100 años con sus tradiciones y valores".

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