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Murió García Maroto, pionero del cine español

Primer montador de sonido, fue director de producción de varias películas norteamericanas

El cineasta Eduardo García Maroto, un pionero del cine de humor en España, falleció el pasado domingo en Madrid y fue enterrado ayer en la más estricta intimidad. Dirigió la producción de un buen número de películas norteamericanas rodadas en España, como Salomón y la reina de Saba, Espartaco o Patron. Fue el primer montador de sonido que tuvo el cine español.

Conocí a Eduardo García Maroto en el otoño de 1983. El festival de San Sebastián le acababa de dar un premio por su aportación al cine español y rebosaba buen humor. Dedicaba su tiempo a la realización de composiciones florales y a la redacción de sus memorias.Desde hace ya muchos años Eduardo García Maroto era un personaje especialmente curioso de nuestra cinematografía. Pionero del cine de humor con sus cortometrajes Una de fieras (1934), Una de miedo (1935) y Una de ladrones (1935), con diálogos de Miguel Mihura, y el largo La hija del penal (1935), su obra no existe desde que fue pasto de las llamas en los extraños incendios que destruyeron buena parte del patrimonio cinematográfico nacional durante la posguerra. Hasta tal extremo que Fernando Méndez Leite no pudo emitir ninguna de sus películas en su excelente programa de televisión La noche del cine español.

Pasado su momento de gloria, García Maroto sólo consiguió seguir su línea de cine bufo, según su propia definición, en Los cuatro robinsones (1939), que hizo para la productora Cifesa. Posteriormente vio cómo la censura desbarataba sus proyectos uno tras otro, y para sobrevivir tuvo que hacer desde Oro vil (194 l), el primer western español, hasta Canelita en rama (1942), que lanza a Juanita Reina, pasando por sustituir a José Luis Sáenz de Heredia durante una semana de rodaje en Raza (1941).

Dado que durante 20 años sólo logra continuar su personal línea de humor en La mantilla de Beatriz (1945), que hace en Portugal, Tres eran tres ( 19 5 S), da un brusco giro a su carrera y comienza a trabajar como director de producción en las películas que los norteamericanos ruedan en España. Así colabora con Robert Rossel en Alejandro,, el mago (1956), con Stanley Kramer en Orgullo y pasión (1957), con King Vidor en Salomón y la reina de Saba (1959), hasta compartir varios oscar en Pation (1969), de Franklyn J. Shaffner.

Memorias

A sus 84 años publica sus memorias, donde cuenta todo esto y mucho más bajo el título Aventuras y desventuras del cine español (1988). García Maroto ha recorrido prácticamente todos los escalones del complejo engranaje cinematográfico. Comenzó como técnico de laboratorio en los años veinte para luego llegar a ayudante de operador, cameraman de actualidades y montador. Más tarde vivió el pequeño florecimiento que trajo consigo la Il República, y en calidad de montador colaboró con Luis Buñuel en Don Quintín, el amargao (1935), de Luis Marquina. También estuvo implicado en el conflictivo rodaje de El genio alegre (1936), de Fernando Delgado, que nunca se terminó por coincidir con el comienzo de la rebelión militar. Pasó la guerra en Portugal trabajando en documentales para los rebeldes, y luego en San Sebastián intentando A sin éxito hacer su cine.

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