La Comunidad Europea mantendrá su actual ritmo de crecimiento económico hasta 1992

Las previsiones de crecimiento económico para los países miembros de la Comunidad Europea en el cuatrienio 1989-1992 se mantienen a tasas elevadas (3,2%) y alejan el fantasma de una recesión para ese período, según el último informe elaborado por la Comisión Europea, y los desequilibrios actuales tenderán a moderarse en el conjunto de los países miembros. Según el citado estudio, España, Italia y el Reino Unido son, dentro de los llamados países grandes, los que mayores problemas plantean, aunque los expertos comunitarios confían más en España que en las otras dos naciones.

El crecimiento medio estimado del producto interior bruto (PIB) de los 12 países miembros de la Comunidad Europea para el cuatrienio 1989-1992 se sitúa en el 3,2%, lo que representa un ritmo de aumento más alto del esperado anteriormente, y como se asienta sobre un mantenimiento de la tendencia de la actividad inversora, ello permite prever que dicho proceso no va a ceder en un futuro previsible. Los temores a una posible recesión económica que acabara con el cielo expansivo más prolongado de los últimos decenios parece alejarse para los expertos comunitarios, según el informe general elaborado basado en indicadores.

El crecimiento del PIB estará equilibrado, según el estudio, respecto al aumento de la demanda interna, en torno al 3,3% en media, lo que significa que no habrá graves problema de balanza por cuenta corriente. La tasa de inflación de la CE se moderará en el cuatrienio hasta crecer al 4%, y el déficit público se situará en el 2,2% del producto interior bruto. El paro, por último, también descenderá hasta situarse en torno al 8% de la población activa.

Todas estas cifras medias se alcanzan con la aportación que cada país hace al conjunto de la Comunidad Europea, que sigue mostrando serias discrepancias entre unos y otros. Los llama dos países de la "banda estrecha" de fluctuación de los tipos de cambio dentro del Sistema Monetario Europeo (SME) se mantendrán, según las proyecciones de la CE, dentro de su línea de actuación, lo que representa que no se alejarán demasiado de las cifras medias, y que cuando lo hagan será por la senda de una mayor reducción de los desequilibrios económicos, en especial menos inflación y menos déficit público.

Por el contrario, los países de la "banda ancha" -España e Italia como miembros del mecanismo de cambios del SME, y el Reino Unido, aunque no forma parte del sistema- seguirán siendo los que mayores desequilibrios tendrán, ya que mantienen altas tasas de inflación y déficit por cuenta corriente.

Dentro de estos países, de todas formas, hay diferencias notables. En el caso del Reino Unido, según los expertos, los problemas son más graves que en los otros dos porque el crecimiento de la inversión en este país será inferior al crecimiento económico y porque la tasa de ahorro crecerá a ritmos muy moderados en los próximos años. Junto a ello, se considera que existe otro problema adicional, que se refiere al hecho de que los costes unitarios del trabajo se mantienen en una tasa de crecimiento superior al incremento de precios.

Inversión productiva

Italia, por el contrario, igual que España, mantiene altas tasas de inversión productiva por encima del crecimiento del producto interior bruto, y sus costes laborales lo hacen por debajo de lo que vienen reflejando las tasas de inflación. En los tres casos el problema más acuciante, según los expertos, es que la demanda interna aumenta a ritmos mayores que el crecimiento del producto interior bruto, lo que lleva obligatoriamente a déficit crecientes de la balanza de pagos por cuenta corriente, que no pueden compensarse con nuevos aumentos de la capacidad productiva interna.

España, por su parte, plantea menos problemas comparativos que Italia en la medida en que tiene un déficit público muy inferior al italiano. En este terreno, se señala en el informe, España se encuentra por detrás de la República Federal de Alemania, Francia y el Reino Unido, mientras que el resto de los países soportan déficit fiscales superiores a los españoles.