Los españoles, a la cabeza de la CE en su europeísmo

Una muestra representativa de 1.000 españoles y otros tantos británicos, franceses, y alemanes fueron consultados en esta encuesta patrocinada por EL PAÍS, el diario británico The Independent y el también británico Channel 4 de televisión, y realizada en España por Harris Research Center entre el 9 y el 16 de octubre pasado. La encuesta, que será publicada también por el diario Süddeutsche Zeitung en la República Federal de Alemania y por Le Monde en Francia, revela un acusado sentido europeísta entre los españoles. El porcentaje de ciudadanos de nuestro país partidarios de ceder incluso potestad en materia de planificación educativa a las autoridades comunitarias es sólo igualado por los franceses. Asimismo un 43% de los españoles está dispuesto a realizar sacrificios para atraer inversión extranjera.

Los españoles son europeístas convencidos y los comunitarios que más creen que su pertenencia al club de doce ha beneficiado al país. La mayoría desea una mayor integración en la Comunidad Europea y está dispuesta a incrementar los poderes de Bruselas, mientras una buena parte accedería a sacrificarse económica y laboralmente a cambio de atraer hacia España más inversiones y puestos de trabajo desde otros países de la CE. Los británicos siguen siendo quienes más alejados se encuentran de un ideal europeo que, sin grandes diferencias, comparten los demás. La CE atraviesa en estas semanas aguas procelosas, y el próximo mes ha de decidir en Estrasburgo sobre cuestiones monetarias y sociales que han de configurar la futura identidad de los doce. Las opiniones públicas de los dos mayores países comunitarios fundadores, Francia y la República Federal de Alemania, y de los dos más grandes que se unieron con posterioridad, el Reino Unido y España, han sido consultadas en estos momentos cruciales para la CE, y, con la excepción británica, se muestran mayoritariamente atraídas por la idea de una Europa unida. El 58% de los españoles estima que la desaparición de fronteras en la CE a partir del primer día de 1993 va a contribuir decisivamente a la consecución de ese ideal, sentimiento aún más compartido por franceses y alemanes occidentales. Cifras muy parecidas a las anteriores reflejan el deseo de cada país por ver una moneda común europea, arraigado también en el 58% de los españoles, mientras apenas uno de cada tres británicos se siente atraído por esa posibilidad.Más de la mitad de los españoles cree que en España se han producido cambios para mejor desde que en 1986 el país se integró en el club de los doce -la proporción más alta de los países consultados-, al tiempo que, en el lado negativo, sólo el 12% -el porcentaje más bajo- estima que los cambios han sido para peor. Los principales beneficios derivan de una mayor capacidad de elección a la hora de consumir y de contar con mayor capacidad de influencia con la construcción de la Europa comunitaria. Los inconvenientes tienen mucho que ver con el bolsillo: carestía y exceso de productos importados.

Españoles y franceses son quienes mejor disposición muestran a favor de la Carta Social europea, que pretende sentar directrices generales sobre seguridad social y derechos de los trabajadores, y también son estos dos países los que más dispuestos están a que sea Bruselas la que defina el contenido de los programas de estudios en los colegios, responsabilidad que los doce aún no han delegado.

Defensa comunitaria

Los españoles entraron por los pelos en la OTAN y siguen siendo los europeos que menos creen en las organizaciones defensivas multinacionales. Sólo el 45% aboga por una política defensiva comunitaria, porcentaje que coincide con el de los británicos. En España, ese porcentaje es mucho menor (29%), casi a la par con el de quienes no tienen una idea formada.

Los 17 años que los británicos llevan en la CE apenas han doblegado su enraizado sentimiento de diferencia y su riacionalismo de campanario. Margaret Thatcher, en perfecta sintonía con esta convicción popular, es la dirigente comunitaria que mayores problemas plantea a la construcción europea, y varias voces -la última, la del primer ministro francés, Michel Rocard- han advertido que si Londres continúa poniendo trabas, la CE habrá de seguir adelante sin el Reino Unido. El 65% de los alemanes occidentales está de acuerdo en ello, por encima de los propios franceses, mientras que son los españoles a quienes menos satisface esa salida. La mitad de los británicos cree que la CE no ha de detenerse para esperarles, lo que, a la vista de otras de sus opiniones, no debe interpretarse tanto como un deseo de ver una Europa unida, sino como un ansia. por ver partir de una vez, sin el Reino Unido, al barco comunitario.

El Harris Research Center que ha realizado esta encuesta ha redondeado algunos porcentajes hasta completar el 100%.