El ejemplo de Chernobil
El 26 de abril de 1986 un accidente en la unidad núniero 4 de la central nuclear de Chernobil, en Ucrania (Unión Soviética), provocó la rriasiva emisión al exterior de materiales radiactivos. Entre otras consecuencias -incluidas pérdidas económicas directas estimadas en unos 440.000 millones de pesetas-, la catástrofe causó la muerte a más de 80 personas. Unas 200 personas que trabajaban en la planta nuclear recibieron altas dosis de radiación (de 100 a 600 REM), 136.000 residentes fueron evacuados (recibieron una dosis media de unos 5 REM) y otros 640.000 se encuentran desde entonces bajo control médico. La nube radiactiva generada por el accidente llegó a toda Europa y contaminó gran cantidad de productos agrícolas.
En Chernobil, la ruptura violenta de la contención de hormigón liberó al exterior el 3,5% de los productos de fisión del núcleo del reactor en forma de partículas finas, la mitad de las cuales se depositó en los alrededores de la central. La fuga de productos volátiles fue mayor: el 20% del yodo, el 10-13% del censo y el 100% de los gases nobles. La emisión de productos radiactivos fue continua durante 10 días y la nube radiactiva que se formó alcanzó una altura de entre 1.000 y, 2.000 metros. Un informe de 1986 de la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE señaló: "La cantidad de productos de fisión emitidos en Chernobil fue grande, y se considera comparable a las cantidades que se preveía que se emitirían en la hipótesis más pesimista".
Centralisino y eficacia
Para frenar la ernisión de radiactividad, las autoridades soviéticas cubrieron el reactor con 5.000 toneladas de material (boro, plomo, arcilla, arena ... ) lanzado desde helicópteros, bombearon nitrógeno para reducir la temperatura del reactor y construyeron por debajo de los cimientos del edificio un bloque de hormigón con el fin de evitar el escape subterráneo del combustible fundido. Toda la población residente en un radio de 30 kilómetros alrededor de la central fue evacuada -esta zona permanece aislada aún hoy- y los efectos de Ia radiactividad se dejaron sentir en Klev, capital de Ucrania (2,5 millones de habitantes), distante 130 kilómetros de Chernobil, que fue abandonada por numerosos ciudadanos en trenes especlales en dirección a Moscú. Tras el accidente se inició la descontaminación de los edificios afectados y se procedió a arrancar una capa de entre 5 y 10 centímetros de espesor de las tierras contaminadas.
La eficacia y la rapidez con que se adoptaron estas medidas es destacada en un informe de la Comisión Europea de octubre de 1986: "La experiencia soviética ilustra claramente las ventajas de un fuerte control central de las numerosas medidas coordinadas que pueden ser necesarias".
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