Maquinaciones fraudulentas
El auto de procesamiento sobre el caso Fidecaya dictado por el juez Francisco Castro decía textualmente: "En la operación defraudatoria llevada a cabo por los procesados Soriano y Aldaz tuvo una intervención necesaria Manuel Grau, que prácticamente era el anterior titular de Fidecaya". Grau, que era titular del 48% de las acciones, transfirió a Soriano la totalidad de las mismas, que estaban sobrevaloradas. La maquinación fraudulenta hizo que su precio fuera pagado por la tesorería de la propia sociedad vendida.Soriano introdujo en la operación una finca rústica, cuyo valor no llegaba al 15% del precio satisfecho. La maniobra se inició en el consejo de administración del 14 de diciembre de 1978, en el que se incluyó en el orden del día una oferta de compra de acciones al 546,5% de su valor nominal.
Como consecuencia de la oferta, Fidecaya otorgó a Soriano un crédito por 350 millones y otros cuatro de unos 500 millones cada uno a personas interpuestas, notoriamente insolventes. Los créditos, que habían pasado a Grau, cumplieron la función de pagar los más de 2.000millones del precio de venta de las acciones de Fidecaya.
"La maquinación se consuma", añade el auto de procesamíento, "cuando aparece como única garantía de los créditos la finca Puente Largo, situada en Aranjuez, que fuera comprada por Soriano poco tiempo atrás en un precio que en ningún caso superó los 200 millones".
Al introducir esta finca en el patrimonio de Fidecaya para cancelar los créditos se produjo una maniobra fraudulenta con un perjuicio para !a sociedad evaluado en 1.800 millones de pesetas. Esto originó que Fidecaya no pudiera hacer frente a sus compromisos con millares de cedulistas, obligando al Estado a resarcir a los perjudicados por motivaciones sociopolíticas.
El procesamiento de Alfaro estuvo motivado en las presuntas irregularidades en la última venta de la sociedad.
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