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HACÍA UNA NUEVA EUROPA

'Perestroika' en el pozo

Transformación en las minas soviéticas, entre amenazas de una nueva huelga

Pilar Bonet

Representantes de centenares de miles de mineros de las principales cuencas carboníferas de la URSS pidieron ayer al jefe del Gobierno, Nikolai Rishkov, el cumplimiento de los acuerdos con los que se calmaron las huelgas de julio en Donbás (Ucrania), Vorkutá (en el Ártico ruso), Kuzbás (Siberia occidental) y Karagandá (Kazakistán). En Vorkutá, los mineros que desafían con una nueva huelga sanciones y resoluciones judiciales, han comenzado una fuga de los sindicatos oficiales, y en Novolcuznetsk, en Kuzbás, se forma hoy, con participación de delegaciones de otras zonas, la Unión de Trabajadores, con vocación de partido político, considerada la iniciativa más seria de consolidación del movimiento obrero surgido espontáneamente en la URSS el pasado verano. En Moscú, la subida de precios del carbón, reivindicación clave de los mineros, será abordada también por las instancias oficiales.

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ENVIADA ESPECIAL,Serguei gana 500 rublos al mes por trabajar seis horas arrastrándose por un agujero de 60 centímetros de altura y 150 metros de largo a 800 metros de profundidad en uno de los pozos de la mina El Periódico Kuzbás Socialista. El agujero, reforzado con pilares de madera, es claustrofóbico para el no iniciado, pero forma parte de la vida cotidiana en las minas de Donbás, el Ruhr soviético, una región donde viven más de cinco millones de habitantes, con una importante potencia industrial y un desarrollo siderometalúrgico que se remonta al siglo XIX.Aún se explotan vetas más estrechas que la de Serguei, de 40 centímetros de altura, por ejemplo. Para que los mineros puedan deslizarse, se excavan 20 centímetros suplementarios por encima del carbón. ¿Y si pasa algo? "Los postes de madera crujen y advierten del peligro", "los chicos trabajan siempre acompañados y avisan por radio" o bien . salen todos como ratones", son las variantes contempladas por nuestros acompañantes.

Donbás da aproximadamente la mitad del carbón de coque y un 30%. de la producción total de carbón de la URSS, pero sus minas, de hasta casi 1.200 metros de profundidad, están cansadas, son peligrosas por sus emanaciones de gas y poco rentables. La perspectiva de cerrar las explotaciones más -caras -está ya en el aire, pero los comités de. huelga que se crearon el pasado verano no se plantean aún un evento que ha sido dramático para muchos de sus colegas occidentales y se concentran en otras reivindicaciones, entre ellas su propia existencia legal, aún no reconocida.

Reglamento disciplinario

"Queremos que se suprima el reglamento disciplinario que permite a la Administración echar a cualquiera que viole las normas de seguridad, sin que éste tenga derecho a apelar ante ninguna instancia", explica Alexandr Kolomeizev, vicepresidente del Comité de Huelga Municipal de Donetzk, que reúne 28 de las 121 minas de la región.

El despacho que el comité de huelga tiene asignado en la sede central de Donetzugol, la asociación que gestiona el carbón de Donbás, es una espartana habitación con dos mesas, unas cuantas sillas y un teléfono que, curiosamente, funciona mal o no funciona cuando el comité trata de averiguar cómo va la huelga. en Vorkutá o ponerse en contacto con Kuzbás.

"A nosotros nos. piden que demos carbón, pero no nos dan lo que necesitamos para producirlo. No tenemos piezas de repuesto ni maquinaria. No tenemos postes de madera" y sin ellos para reforzar la mina no podemos movernos por los estratos de carbón. Si nos movemos, transgredimos las normas de seguridad y nos pueden despedir sin que ningún juez pueda defendernos. Y si. no trabajamos, no cobramos".

Las huelgas de julio, que en Donbás duraron una semana, han marcado una clara línea en el tiempo y han dado un importante impulso político a la vida de1a región, en opinión del economista Alexei Boiko, uno de los diputados de Donbás que, aparte de ser profesor de Economía Política en la universidad de Donetzk (una ciudad cuyo nombre era antes Stalino), es también miembro del grupo interregional del Parlamento soviético. El impulso ha sido más político que económico, y la huelga está detrás de la buena ley de elecciones municipales y republicanas para las que se prepara Ucrania. Boiko cree que los comités de huelga deben aguantar hasta que vengan los nuevos soviets (consejos) democráticamente elegidos y, luego, realizar sus intereses en este marco. En los comités hay quien, sin excluir la idea de participar en las elecciones, cree que éstos deben transformarse en órganos de poder.

. La estructura de comités surgida de la huelga en Donbás -agrupa a representantes de 121 minas. No incluye a delegados de otros sectores de la producción, y ésa es una de las diferencias con Vorkutá o Kuzbás, donde los obreros de las industrias locales están integrados en las nuevas estructuras organizativas. Esta peculiaridad inquieta a los nuevos líderes obreros, algunos de los cuáles trabajan en la elaboración de un estatuto para la variante local de la Unión de Trabajadores, un proyecto contra el aislamiento social llegado de Kuzbás.

Donbás hizo una huelga de advertencia de dos horas el 1 de noviembre, pero los dirigentes de los comités de huelga no creen que deban reanudarla por el momento. "Nadie puede decir con exactitud cómo actuará la gran masa de los mineros. La huelga hoy puede poner contra nosotros a la población, pero la amenaza debe existir siempre", dice Yuri Boldarev, de 38 años, presidente del Comité Municipal de Huelga de Donetzk. Boldarev reúne sí la rara combinación de ser minero y licenciado en Físicas.

Desde que le criticaron su maletín de ejecutivo porque parecía el de un burócrata, guarda los documentos en el bolsillo de su cazadora. Entre los que hoy trae a la reunión del comité municipal de huelga está el último informe de cumplimiento del acuerdo de 47 puntos firmado con los representantes de Donetzk. Dos puntos le parecen claves, el estado jurídico del comité y los precios del carbón.

"Todo ylo demás son tonterías", afirma el líder, preocupado por el enfriamiento del ambiente social que rodea a los mineros. "Tras las huelgas había euforia", dice. "Hoy, la mayoría de la gente no tiene intención de llevar a cabo ninguna actividad social". Boldarev comenta las elecciones de¡ director en su propia mina. Triunfó el antiguo director. "Si se hubiera votado inmediatamente después de la huelga, el colectivo hubiera votado en contra, pero como las elecciones fueron tres meses después, votó a favor".

Falta de líderes

Yuri Baranov, el director de la mina El Periódico Doribás Socialista desde hace 20 años, es otro de los directores que ha sido reelegido en su puesto. "Veirtte años en el cargo, y sigo por el momento", dice a modo de presentación Baranov, del que depende una plantilla de 9.000 personas. El diputado Boiko cree que su reelección sirve para ilustrar la falta de dirigentes de repuesto. "Sin subvención del Estado nos hundiríamos. Ahora que se entra por la vía económica, la vida misma planteará el tema del cierre de las minas caras", afirma el o¡¡rector, partidario de desarrollar el este de la URSS, donde las minas son menos profundas y más fáciles de explotar que en Donetzk. Para eso se necesIta un programa estatal.

Las elecciones en los sindicatos oficiales han llevado a nuevas gentes a los sillones ocupados largo tiempo por burócratas. Eso no supone, s,in embargo, que los trabajador-es puedan utilizar las palancas del poder sindical a su gusto. Uno de sus objetivos es crear un organo de información propio. ]:-7n este sentido, Kuzbás e incluso Vorkutá, con un boletín de 500 ejemplares, van por delantede Donbás. Aquí está además la delicada cuestión de las relaciones con el movimiento nacionalista aglutinado alrededor de Ruj (el movimiento popular, ucraniano de apoyo a la perestroika). En Donbás, un 51% de la población apráximadamente está inscrita como ucraniana y el resto es ruso o de otras nacionalidades.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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