Cándido 'albíssimo'
El personaje del albíssimo master I (Juan Pablo I) está tratado con un respeto y un cariño evidentes. Boadella ya había declarado que entendía la historia como "una de buenos y malos" y había expresado su admiración por alguien que plausiblemente se enfrentó con la corrupción vaticana. El albissimo resulta en escena alguien absolutamente entrañable, comparable al Peter Seller de Desde el jardin.Cuando aparece, el escenario se llena de una extraña fuerza poética: la escena en que sopla pompas de jabón mientras la conjura se cierra a su alrededor es conmovedora, como lo es su imagen cuando unos fieles amigos le disfrazan de fontanero para que observe con sus propios ojos la podredumbre que reina en la Fundazione. Finalmente, la ética le impide prevenirse y la CIA le reemplaza, tras su muerte, por "el polaco" ("¿cuale?, ah, le sportivo", comenta un honorabile).
El personaje del albissimo -al que encarna, en un alarde interpretativo, Ramón Fontseré, el mismo actor que da vida al detestable Cinkus- es un contrapunto perfecto al trabajo caricaturesco de Els Joglars con otros personajes como el honorabile Matzinguer y toda esa caterva de religiosos bien retratados con su tufo de beatería.
Al final de la función, cada personaje pasea en una percha el traje que le hubiera correspondido: Los honorabili, vestidos de gánsteres, portan sus trajes de cardenales; los guardias de la Fundazione, los de la Guardia Suiza; Juan Pablo II hace una aparición fugaz a cargo de una máscara y en medio de la humareda de la fumata bianca mientras una voz exclama: "Habemus papa, Carolus Sportivum Polacum, albísimo master II".
Babelia
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