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Tribuna:LA MUJER EN LA PROPUESTA SINDICAL PRIORITARIA
Tribuna
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Las reivindicaciones femeninas

La propuesta sindical prioritaria presentada recientemente a la opinión pública, que será discutida y enriquecida en los próximos meses con la participación de miles de trabajadores, contiene toda una serie de aspectos de gran importancia para la mujer trabajadora que, defendidos por el conjunto del movimiento sindical, y en primer término por nosotras las mujeres, pueden suponer avances de fondo en la grave situación de marginación y discriminación que padecemos.Es bueno volver a incidir una vez más que, en los cuatro puntos de que se compone la PSP: aumento y mejora del empleo, mejora de la protección social, distribución de la renta y derechos de participación de los trabajadores, hemos seleccionado objetivos que consideramos prioritarios, sin agotar las reivindicaciones del movimiento sindical, incluido lo referente a la mujer, pero tampoco en este aspecto hemos querido quedarnos en meras denuncias, a veces un poco testimoniales, en las que tantas veces se ha caído, y, huyendo de paternalismos machistas, se proponen medidas concretas ante los cada vez más graves y acuciantes problemas que nos afectan, con el objetivo de comprometer en ellas al conjunto del movimiento sindical.

Así, la PSP, además de contener aspectos generales que afectan al conjunto de los trabajadores, incluidas las mujeres, como es el caso de la ampliación y mejora del sistema sanitario público y defensa de su gratuidad, viviendas sociales, reformas necesarias para lograr un sistema fiscal más justo, promulgación de una ley de pensiones asistenciales o la cláusula de garantía para colectivos sujetos a presupuestos: pensionistas, subsidiados y empleados públicos, o los dependientes del SMI, hemos dado cabida a medidas concretas y específicas para las mujeres.

Empezaré por el punto I, aumento y mejora del empleo, objetivo que los sindicatos consideramos como central, debido al deterioro progresivo que viene sufriendo con la generalización de la contratación temporal, que hace al contrato fijo estar en vías de ser una pieza de museo, unido al uso indebido y fraudulento que con demasiada frecuencia se hace de los mismos, ante la pasividad, cuando no connivencia, de la Administración.

Si esta Situación es de por sí grave, en la mujer alcanza situaciones de auténtico apartheid laboral, y ello no es ninguna demagogia, sino que está refrendado por datos como que el empleo temporal afecta a más de un tercio del total de la población activa femenina, con un aumento de 13 puntos en los últimos dos años. Es decir, la práctica totalidad de los puestos de trabajo que se han creado ocupados por mujeres son de carácter precario, puesto que los contratos indefinidos se han mantenido inamovibles en el mismo período.

Es lógica, por tanto, nuestra propuesta de ir a modificaciones legales para evitar que se siga precarizando el empleo, así como poner en marcha medidas que eviten el fraude actualmente existente en la contratación y aseguren el principio general de la estabilidad en el empleo. Además, para garantizar la limpieza de los contratos es necesario la creación de comisiones provinciales de inspección para el seguimiento y control de la contratación, con participación de los sindicatos, que hagan especial hincapié en la lucha contra la discriminación laboral de la mujer.Igualdad de oportunidadesSi pasamos a la calidad en el empleo, vemos cómo el 72% de las mujeres que trabajan lo hace en el sector servicios: doméstico, hostelería y comercio, fundamentalmente, así como en los trabajos menos cualificados. Por tanto, la lucha por la igualdad de oportunidades y el acceso a todos los sectores y profesiones es un objetivo clarísimo, donde la formación profesional también debe desempeñar su papel. Para ello proponemos un plan de choque de formación profesional de calidad que palie la necesidad en este aspecto que tienen sobre todo los jóvenes que abandonan el sistema escolar y las mujeres que se reintegran al mercado de trabajo, huyendo de las actuales chapuzas en materia formativa, que lo único que suponen es un desperdicio de fondos públicos ,sin recolocación o reciclaje posterior. Además, paralelamente, es necesario un sustancial incremento de las aportaciones de las empresas a la formación profesional permanente de las trabajadoras en activo para permitir el acceso a los puestos en que hasta ahora nos encontramos infrarrepresentadas.

Como al mismo tiempo tenemos casi un millón de mujeres trabajando en el servicio de hogar familiar, sin apenas marco laboral, queremos una reforma negociada del Real Decreto 1.424/ 1985, que asegure una equiparación de derechos con el resto de los trabajadores y garantía de su cumplimiento.

Otro aspecto importante es todo lo referente a la mejora de la protección social, ya que España ocupa el penúltimo lugar de los países de la CE, con 10 puntos por debajo de la media en cuanto a dedicación del PIB. Además, según el último informe de la CE sobre la pobreza, ésta se nutre en primer lugar de mujeres con dificultades de inserción en el mercado de trabajo, ancíanas, madres solteras, etcétera.

En este sentido, proponemos para las mujeres paradas en edad laboral registradas en el Inem más de dos años tengan derecho a subsidio de desem-, pleo. Y para el colectivo mayor de 65 años que no pueda acceder a una prestación contributiva o no disponga de ingresos, una pensión asistencial, que en 1989 no debiera ser inferior a 30.000 pesetas al mes por 14 pagas y salario social para las que carezcan de otro tipo de ingresos o prestaciones.

Un aspecto esencial con vistas a la igualdad de oportunidades de la mujer, y para conseguir que deje de cumplir el papel social históricamente asignado de reserva de mano de obra baratá, es laredistribución de las cargas familiares y la ayuda estatal necesaria para compaginar la maternidad con la incorporación y permanencia de la mujer al mercadó de trabajo.

De ahí nuestra propuesta de desarrollos legislativos que garanticen la defensa de la salud de la mujer trabajadora y la garantía de: prevención frente a condiciones nocivas en los períodos de gestación y lactancia, con el cambio, si fuera preciso, del puesto de trabajo durante la gestación, así como la reserva del mismo en las excedencias para el cuidado de los hijos, sin el actual tope de un año.

Las grandes líneas están trazadas. Corresponde ahora al movimiento sindical, a los trabajadores y, sobre todo y fundamentalmente, a las mujeres el que los puntos puedan ser negociados y conseguidos, aunque como siempre, ya que nunca se nos ha regalado nada, debamos pelearlo.

es secretaria de Empleo Confederal de CC OO.

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