El director del proyecto del Galileo descarta que haya peligro en la aproximacion de la sonda a la Tierra
"La aproximación de la sonda Galileo a la Tierra no representa peligro alguno", asegura Richard Spehalski, jefe del programa espacial norteamericano mediante el cual se explorará el planeta Júpiter con un ingenio provisto de dos generadores de plutonio. Galileo, lanzada el pasado 17 de octubre camino de Venus y luego de Júpiter, pasará a 1.000 kilómetros de la Tierra en 1990, y se acercará a sólo 300 kilómetros de su superficie en 1992.
Spelialski y sus compañeros -Clayton Cleaves, científico jefe del proyecto, y Douglas J Mudgway, director de seguimiento- se encuentran en Madrid para discutir detalles del control de la nave desde la estación espacial de la NASA en la capital española. Los tres reconocen que es la primera vez que se utiliza la Tierra para obtener aceleración en una misión interplanetaria (lo que implica hacer pasar a la sonda por las cercanías de nuestro planeta), pero descartan cualquier riesgo de colisión y posible contaminaci6n radiactiva. "El cálculo de trayectorias está muy avanzado, se han hecho ya muchas misiones interplanetarias y es algo dominado. Da igual que sea la Tierra que otro cuerpo celeste", comentan. La sonda Galileo está fun cionando perfectamente, y estamos encantado - s de que por fin haya iniciado su misión", afirman al unísono los tres hombres importantes del proyecto. "En realidad, no hemos hecho más que empezar lo inte resante: la ciencia. En los próxi mos meses decidiremos si Galileo se va a encontrar con uno o con dos asteroides. El resto de su trayectoria ya está decidida", explican. "Se trata de calcular cuántos desvíos puede hacer la nave con el combustible que lleva", dice Spehalski. "Es probable que decidamos finalmente que se acerque a un único asteroide, pero a sólo 1.000 kilómetros de su superficie". Su estudio con los avanzados instrumentos de que dispone Galileo permitirá conocer datos fundamentales sobre el origen de los asteroides. La nave alcanzará Júpiter a finales de 1995.
Espera y polémica
Spehalski ha tenido que esperar 12 años para ver despegar la sonda a bordo del transbordador Atlantís el pasado 17 de octubre, en medio de una polémica sobre los peligros que repre sentan los generadores de plu tomo que le proporcionan ener gía eléctrica. En ese plazo tuvo que hacer numerosos- cambios en el proyecto original ("sólo en la forma de llegar a Júpiter, no en los objetivos científicos de la misión", aclara) para acomo darse a la decisión de que la sonda fuera lanzada desde el transbordador en vez de con un cohete. Sin embargo, afirma que no se ha cansado del proyecto, y que le sigue pareciendo el más importante de las misiones interplanetarias.Cleaves, científico jefe de este programa, explícia que el proyecto Galileo incluye muchas primicias. "Además de ser la primera vez que se utilizará la Tierra para acelerar una nave terrestre, también se observará de cerca por vez primera un asteroide. Se buscará vapor de agua por primera vez en la Luna [en su cara oculta y en los polos, nunca estudiados antes] y se investigará, también por primera vez desde fuera, la distribución del vapor de agua en la Tierra". Todo eso, además del estudio de Júpiter en sí, que es el mejor laboratorio que se puede concebir, según este científico, para la fisica espacial y las ciencias planetarías.
Esto será después de que Galileo se acerque poi- dos veces a la Tierra, después de haber llegado hasta Venus, donde se dirige en estos momentos.
Los directores del proyecto no tienen miedo de que al acercarse al Sol la nave resulte dañada por la gran actividad solar que se r . egistra estos meses. La lluvia de protones e iones pesados emitidos por el Sol ha afectado a otra nave interplanetaria, la Magallanes, lanzada este mismo año y con Venus por objetivo. Aunque la misión de Magallanes no se encuentra en peligro, los daños a sus paneles solares y el ruido que se produce en los elementos electrónicos hacen que haya que trabajar más para controlar la nave y conseguir los datos que transmite, explica Cleaves. Galileo llegará a Venus antes que Magallanes y se encuentra más protegido porque está concebido para aguantar las condiciones atmosféricas de Júpiter. "Además, no tenemos paneles solares, sino plutonio", agrega Cleaves con una sonrisa.
Desafío a la NASA
El proyecto Galileo ha sido concebido y realizado por el Jet Propulsion Laboratory de la NASA, en Califorma. Están dedicados a él 400 personas, número que irá disminuyendo en los próximos meses para volver a aumentar cuando la sonda se aproxime a Júpiter.El seguimiento de la sonda y la recogida de los datos procedentes de sus instrumentos constituyen por su complejidad, según Mudgway, un desafio para la Red del Espacio Lejano de la NASA, que consta de tres grandes complejos dotados de potentes antenas, situados en California, Madrid y Australia. Esta red cuenta con unas 1.500 personas, y es la misma que realizó el segulmien`to de la sonda Voyager 2, que el pasado mes de agosto culminó con su acercamiento a Neptuno el periplo más espectacular a través del sistema solar llevado a cabo hasta ahora por un ingenio creado por el hombre.
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