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Reís Malile: "Ni Este ni Oeste; solamente Europa"

El ministro de Exteriores de Albania explica la lenta apertura que ha iniciado su país

Berna González Harbour

Reis Malile, ministro de Exteriores albanés, insiste en su equidistancia con los bloques del Este y el Oeste. "No somos ni del Este ni del Oeste, solamente de Europa", declaró a EL PAÍS durante su estancia en Madrid la pasada semana. Malile, un hombre cuya edad le ha permitido participar en todo el proceso de integración y salida de Albania del Pacto de Varsovia, reafirma el aislamiento -"independencia"- de su país de toda alineación internacional y comenta con mucha cautela la timidísima apertura que registra Albania desde la muerte del viejo líder estalinista Enver Hoxha.

Albania ha sido en las tres últimas décadas el país más autoaislado de Europa. Dejó voluntariamente el Pacto de Varsovia en 1968, sin por ello acercarse a los países occidentales. Ha mantenido a rajatabla las distancias con todos, y hasta tensiones con su vecina Yugoslavia -debido a la presencia de albaneses en la provincia yugoslava de Kosovo, vecina a Albania- y con Italia. Cerró hasta el turismo, que apenas alcanzó 6.000 personas en 1984.Desde la muerte de Hoxha, en abril de 1985, Albania ha iniciado una lenta apertura de sus relaciones exteriores que ni siquiera quiere reconocer. "No ha habido ni habrá ningún cambio en este sentido", afirma Malile. "Albania ha luchado contra muchos pueblos invasores hasta conseguir la independencia , la libertad y la soberanía nacional.En ninguno de stos aspectos vamos ahav¡cer ningún tipo de concesión ", explica el jefe de diplomacia albanesa .

Pero los hechos hablan por sí solos .El ministro Malile ha intercambiado visitas y charlas con representantes de la República Federal de Alemania, Francia, Italia, Grecia, España "y un largo etcétera", como él mismo cuenta. "Somos muy sensibles a la independencia, pero, eso sí, estamos a favor de una colaboración".

Una colaboración que, sin embargo, no se decanta por ninguno de los bloques. "En esto manda la ley del mercado, los intereses, y no tenemos previsto cambiar nuestra orientación". El comercio exterior albanés proviene y está dirigido en iguales cantidades al Este y al Oeste. De las importaciones, el 35,6% procede de los países del Pacto de Varsovia, y el 36,1 % de la Comunidad Europea, EE UU y Japón. De las exportaciones, el 36,1%. va a parar al primer grupo, e idéntica cifra al segundo.

Es tal su distanciamiento de los países del Este, recalcado en cada respuesta, que el ministro albanés casi rechaza hablar de las reformas iniciadas -"es una cuestión interior suya"- y que achaca a una forma de hacer que la propia Albania rechazó hace 28 años: "Ahora están corrigiendo los errores cometidos. A nosotros nos dio resultado nuestro camino, y a ellos el suyo, no. Así que no tenemos nada que ver".

La única concesión del ministro albanés de Exteriores a su no alineamiento es para sus vecinos balcánicos -Grecia, Yugoslavia, Albania, Turquía, Rumanía y Bulgaria-, no siempre tan amigos entre sí "como debería ser". "Estamos muy interesados en aumentar nuestra colaboración con los países balcánicos, y vamos a hacer todo lo posible para que se desarrolle un espíritu más constructivo. Queremos lograr una colaboración sólida en el terreno económico, científico, técnico y cultural, algo que avance siempre", afirma. ¿Un posible bloque regional con su propio carácter y fuerza? "No, no, no se trata de eso", se apresura a decir, resaltando de nuevo su aislamiento de cualquier bloque.

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"No habría implicaciones políticas ni militares entre los balcánicos, sino sólo militares". El próximo año, Tirana será la anfitriona de la segunda reunión de ministros de Asuntos Exteriores de los seis países.

Un proceso normal

Y la discreta apertura al exterior, ¿está acompañada de un cambio interno, de reformas, en un país en que hasta la religión está prohibida? "No está previsto ningún cambio total. Sí hay un cierto proceso, un proceso normal, un desarrollo, un avance", afirma el ministro de Exteriores albanés, que reconoce que el principal problema que vive un país pobre y aislado como éste es la crisis económica ante las duras condiciones del comercio mundial.

¿Apertura o aislamiento?

sa no es la cuestión", responde. "No se plantea el problema de aislamiento ni de apertura. Se plantea el problema de la colaboración internacional, sobre las bases del respeto de los principios que regulan las relaciones entre los Estados soberanos".

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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