El Parlamento libanés desafía, al general Aoun y elige al cristiano Muawad nuevo jefe del Estado
Líbano ya tiene un nuevo presidente, tras 13 meses de vacío de poder y peripecias políticas y militares. El Parlamento libanés, reunido en un aeródromo militar del norte del país, eligió ayer al diputado René Muawad para ocupar la jefatura del Estado, en medio de una profunda crisis social. La elección de Muawad es un claro desafío al jefe del Gobierno provisional establecido en septiembre de 1988, el general cristiano Michel Aoun, que el sábado decretó la disolución del Parlamento y que se niega a reconocer al nuevo presidente de la República, a quien ha calificado de "marioneta de los sirios".
El quórum requerido (49) se alcanzó gracias a que los 30 diputados (en su mayoría cristianos) refugiados en París ante las amenazas de muerte lanzadas por los seguidores de Aoun volvieron a Líbano tras intensas conversaciones el sábado en la capital francesa con el también reelegido presidente de la Cámara, Husein Huseini.Moawad, de 64 años, es un nombre moderado del norte de Líbano, con una gran experiencia política. Diputado en cinco legislaturas y tres veces ministro, disponía de todas las condiciones necesarias para resultar elegido. Miembro de la Cámara, en buenas relaciones con Siria, aceptado por un amplio sector del Este político, su nombre figuraba junto con el de Elías Haraui en todas las quinielas. Además, con una ventaja sobre éste: Haraui está divorciado, algo todavía mal visto por el clero maroní.
"Nuestras prioridades son reunificar el país, restaurar la soberanía y, la más urgente, terminar con la ocupación [israelí] en el sur de Líbano", declaró Muawad minutos después de su elección. Muawad lanzó un llamamiento a la reconciliación, pidió el apoyo de todo el Ejército y declaró su interés en estrechar relaciones con todos los países árabes, especialmente con Siria, que se apresuró a enviarle un cable de felicitaciones.
Un panorama preocupante se abre ahora ante el recién elegido presidente. Con su autoridad cuestionada por el jefe del Gobierno militar teóricamente saliente, deberá utilizar algo más que mano izquierda para hacerse respetar en todo el país. El apoyo que le han expresado el mundo árabe y la comunidad internacional resultan de ayuda, pero tal vez insuficiente.
Moawad no dispone de una milicia propia, como es el caso de Georges Saadé, otro de los candidatos, que pueda enfrentarse a las brigadas del Ejército que permanecen leales a Aoun, en su mayoría cristianas. Tras los seis meses de intensos bombardeos que ha padecido una buena parte del país, parece improbable que Siria vaya a intervenir de forma directa en una nueva acción militar.
El escrutinio presidencial, de cuya celebración se ha dudado hasta el último momento, se ha realizado en el marco de una iniciativa árabe aprobada en la pasada cumbre de Casablanca y de las reformas políticas aprobadas por los diputados libaneses reunidos el pasado mes en la ciudad saudí de Taif.
El general Aoun ha rechazado desde el principio, y en contra el parecer de la mayoría de las fuerzas políticas del sector cristiano, las resoluciones de Taíf. Para Aún, Taif ha legitimado la presencia siria en territorio libanés, cuando el objetivo de su guerra de liberación era precisamente expulsar a los soldados de Damasco. El general, que se sustenta en una fuerte base populista, disolvió el pasado sábado el Parlamento en medio de una polémica constitucional y se ha declarado dispuesto a llegar a la partición si fuera necesario.
"No es un problema entre Muawad y yo, sino que sigue siendo un problema entre un Líbano libre y uno ocupado por los sirios", declaró anoche Aoún una cadena de televisión francesa. "Nosotros somos el Gobierno constitucional sirio y los otros son colaboradores de los sirios", añadió. Sus partidarios han convocado a una huelga general para hoy en el país cristiano para protestar por la elección de Muawad.
El nuevo presidente obtuvo 52 votos a favor y ocho en blanco, en una elección a la que acudieron numerosos observadores diplomáticos. Era el único candidato en la segunda vuelta electoral. Los demás candidatos se retiraron en la primera vuelta para dejar el campo libre a Muawad. Además de la elección del jefe del Estado y la del presidente de la Cámara, el Parlamento ratificó por unanimidad el acuerdo de Taif.
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