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La película 'Montoyas y Tarantos', candidata española al Oscar

Andrés Fernández Rubio

Montoyas y Tarantos, de Vicente Escrivá, ha sido la película más votada, de las 43 producciones españolas del año, por los 447 miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, según se hizo público ayer en Madrid. El número de miembros que votaron no se dio a conocer. La película, un drama racial de baile flamenco que narra la historia de amor entre un joven y una joven cuyas respectivas familias se odian, fue así designada para optar a los 621 premios Oscar de Hollywood.

Producida y fotografiada por Teo Escamilla, y con música de Paco de Lucía, los jóvenes bailaores Esperanza Campuzano y Juan Paredes, junto a Cristina Hoyos y Juan A. Jiménez, son los principales intérpretes de Montoyas y Tarantos. El filme, proyectado en la última edición del festival de cine de Montreal, donde tuvo una acogida favorable, tendrá que pasar por otra selección, en Estados Unidos, en la que se elegirán a primeros febrero cinco películas que competirán en marzo por el Oscar a la mejor película extranjera de habla no inglesa.

Montoyas y Tarantos, que recupera la historia contada por Rovira Veleta en Los Tarantos hace más de dos décadas, una película que también optó al Oscar, recupera asimismo a Vicente Escrivá para el cine, ya que no rodaba desde hace ocho años.

Responsable de unas 40 películas, como productor o director, y con una filmografía que incluye títulos tan peculiares como La lozana andaluza, Lo verde empieza en los Pirineos, El golfo, El virgo de Visanteta o Esperando a papá. Escrivá, quien por primera vez ha dirigido en Montoyas y Tarantos una película de encargo, dijo ayer: "Lo difícil fue plantearse lo flamenco, que en España como hacer confites dentro de una confitería. Pero creo que ha resultado bien, a juzgar por el recibimiento que ha tenido, sobre todo en Andalucía. En Jerez, se duplicó el entusiasmo de Montreal, y nos despidieron con palmas de bulerías".

Por su parte, el productor Teo Escamilla negó que la película ofrezca una visión de la España de pandereta tan del gusto de públicos superficiales. "Es una historia dramática", dijo, "que cuenta la historia de luchas entre familias, un asunto que se repetirá en los próximos 50 años en muchas películas, lo mismo que se ha venido haciendo en tantas versiones".

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