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El seísmo de la economía en San Francisco

100.000 personas piden ayuda federal tras un terremoto que causó un billón de pesetas de pérdidas

El terremoto que asoló San Francisco el pasado martes no sólo alteró los trazos de los sismógrafos. Los gráficos económicos también han reflejado la sacudida. Además de ser medido en la escala de Richter, el efecto devastador del seísmo del día 17 también se calcula con dinero. Las pérdidas ascienden ya a 9.000 millones de dólares (más de un billón de pesetas) y alcanzan de una u otra forma a todos los habitantes de esa zona de California.

Más de 100.000 personas solicitarán la ayuda federal para rehacer sus vidas. El regreso al trabajo va a ser una pesadilla: el 25% de las vías de entrada a San Francisco están cerradas, y otro 25% afectadas por las restricciones de tráfico. Las pequeñas, las medianas y las grandes empresas, las multinacionales, el Estado, el Ayuntamiento, el bar de la esquina, el ciudadano de a pie, todos han perdido dinero. La Bolsa reflejará a lo largo de esta semana el pulso financiero de San Francisco y extraerá conclusiones precisas de lo que ha pasado.El turismo va a descender también en las próximas semanas, según los expertos. San Francisco recibió el pasado año dos millones de turistas que gastaron 3.300 millones de dólares. Aunque sólo sea por unas semanas, la multimillonaria industria californiana del turismo se verá afectada. Los primeros síntomas se han dejado notar. Los grandes hoteles no cesan de recibir cancelaciones de reservas."Teníamos el 100% de ocupación cubierto para las tres próximas semanas, pero cinco minutos después del terremoto, todo cambió", ha declarado Greg Hardwicke, un empleado de la cadena Holiday Inn. Otro tanto ocurre en el nuevo hotel Marriot. Allí la multinacional Nissan ha suspendido una convención nacional que debía celebrarse el próximo día 22 para presentar la nueva gama de modelos para 1990. Y así otros muchos casos.El descenso del numero de turistas se notará hasta en los billetes de los cable cars, los populares tranvías de San Francisco. La disminución del número de visitantes incidirá también en los restaurantes, las tiendas de moda y los teatros. "La gente va a tener que reponer lo que se ha roto en sus casas antes de comprarse una camisa bonita", comenta una empleada-de Saks Fifth Avenue.

Las compañías de seguros también están haciendo números. Las más grandes aún están pagando los efectos en la Costa Este del reciente huracán Hugo y ya deben pensar en cómo van a pagar los daños provocados por el terremoto del pasado martes.Colapsos de trárico.

Pero los habitantes de esta zona quizá no están tan preocupados ahora por sus bolsillos, ni por la subida inevitable de impuestos como solución definitiva para reponer las pérdidas. Los habitantes de San Francisco y Oakland sólo piensan en cómo van a evitar los colapsos de tráfico que provocará el cierre del puente dela bahía, que cada día utilizaban 250.000 vehículos para viajar entre las dos ciudades. "Esto va a ser la locura", comenta un paquistaní que conduce un taxi en San Francisco desde hace tres años. Según aseguró este conductor, "hasta que no vuelvan a abrir el puente el caos va a ser descomunal".

Miles de personas tomaron ayer por primera vez el metro o el autobús, mientras otros intentan cruzar la bahía enferry. Una armada de ferries, entre los que no faltan embarcaciones militares, ayudarán a trasladarse a miles de commuters, las personas que por motivos de trabajo deben cruzar la bahía. El problema es dónde aparcar los vehículos de las personas que utilicen el metro o el ferry. No hay espacio suficiente para estacionar miles de coches en las zonas portuarias de San Francisco y Oakland, ni en las inmediaciones de las estaciones del metro, denominado allí Bart. El metro funcionará 24 horas al día y cada convoy arrastrará 25 coches. El aumento de pasajeros "no se puede calcular y eso es lo peor", ha declarado Bill Hein, uno de los responsables de la comisión metropolitana de transportes.

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