_
_
_
_
Reportaje:CALIFORNIA, TRAS EL TEMBLOR

La Ciudad de los prodigios

La arquitectura y sus propios habitantes salvan a San Francisco de la catástrofe

San Francisco, la perla de California, ha sobrevivido a violentos terremotos. La avanzada arquitectura de sus edificios -construidos a prueba de temblores- y la educación de sus habitantes para reaccionar ante un seísmo son las causas que han impedido a la naturaleza cobrarse más de 250 víctimas. Back Helin, de 57 años, fue rescatado anoche en condiciones críticas, tras 116 horas bajo los escombros de la autopista 880. En esta ciudad prodigiosa, que ha recuperado el pulso a los cinco días del cataclismo, la vida continúa a la espera del big one, el gran terremoto que aseguran que la destruirá, si sus habitantes lo permiten.

La mayor parte de los rascacielos de San Francisco y casi todas las casas de sus alrededores están construidos con técnicas antisísmicas que impiden que los temblores de tierra dañen sus cimentaciones. Éste es, sin duda, el principal factor por el que San Francisco sigue erguido y orgulloso, mirando al Pacífico, después del violento terremoto del pasado martes, cuya magnitud alcanzó los 6,9 puntos en la escala de Richter, el termómetro sísmico creado por el doctor Charles S. Richter en 1930.Las nuevas técnicas arquitectónicas han demostrado una vez más que San Francisco está construido a prueba de terremotos. Casi todos los edificios, carreteras, fuentes y casas particulares que han sufrido daños eran antiguos o no contaban con estructuras elásticas que absorbieran el movimiento sin sufrir daños.

La autopista interestatal 880 de Oakland y las casas de la Marina, el barrio portuario de San Francisco, así como las construcciones de madera de Santa Cruz, se derrumbaron y resquebrajaron cuando la tierra comenzó a moverse.

El Golden Gate

El Golden Gate, el famoso puente rojo de la bahía y orgullo de este país, y los rascacielos del centro de la ciudad no sufrieron daños, ni tampoco las casas de los barrios más ricos, como el de Pacific Hights, construido por las clases altas de la ciudad poco después de que el terremoto de 1906 les dejara en la calle. Aquel sentimiento de "no nos volverá a ocurrir jamás" ha sido lo que ha permitido a esta ciudad prepararse para cualquier contingencia.California, San Francisco, ha trabajado durante años y años en prepararse ante la eventualidad de un terremoto de gran magnitud. El Estado federal comenzó un programa en 1970 para reforzar los puentes de las bahías y los peraltes de sus autopistas. La interestatal 880 no fue reforzada y se hundió, atrapando, como si de una gran losa se tratara, a 100 vehículos: todos sus ocupantes perecieron y sus cuerpos no serán rescatados en varias semanas.

James Drago, un portavoz del departamento de Transportes de California, ha declarado que el pasado mes de enero se había puesto en marcha un plan de cuatro años para reforzar las columnas de algunos puentes y de algunas autopistas. El coste de las obras de este programa es de 65 millones de dólares. La I-880 no estaba en la lista.

La interestatal 880 o Nimitz Freeway, como se la conoce en Oakland, comenzó a construirse en 1949 y las obras finalizaron en 1954. Su constructor, Hampon Roberts, de 72 años, ha recordado ahora que "la autopista se construyó con los mejores materiales antisísmicos de la época". Roberts, que recuerda ahora que las autoridades autorizaron los planes sin problemas, se ha declarado "muy triste y preocupado" por lo que ha ocurrido con su autopista.

Suelos inestables

Muchos arquitectos, sin embargo, creen que las condiciones geológicas de los suelos californianos son muy inestables y que los terremotos actúan de diferente modo, independientemente de las estructuras arquitectónicas de los edificios. Eso ha ocurrido en el barrio de la Marina de San Francisco. Se trata de una zona robada al Pacífico tras el terremoto de 1906. La construcción de este barrio es muy sencilla. Se creó un lago artificial, se vació y se rellenó de una tierra gris que el martes volvió a la superficie. Más de 60 casas deberán ser derribadas en este barrio, cuya calle principal se denomina Cervantes, y donde se halla ubicado el consulado general de España, que ayer continuaba con el agua, la luz y el teléfono cortados.El comportamiento de los habitantes de San Francisco a la hora de reaccionar ante el terremoto también ha sido un factor fundamental para evitar una tragedia. Un solo ejemplo: durante el seísmo, y pese a que el estadio de Candlepike Park estaba abarrotado, no se produjo el pánico cuando los graderíos comenzaron a moverse. Un hincha de los

Giants de San Francisco se apresuró a improvisar una pancarta en la que se leía: "Si esto tiembla ahora, esperar a que los Athletics empiecen a batear".

El partido se suspendió y los 60.000 espectadores abandonaron el estadio sin prisas. La serenidad caracterizó el comportamiento de todos los habitantes de San Francisco. Es precisamente la serenidad el consejo más importante de cuantos se intentan inculcar a los participantes de los constantes simulacros de terremotos que vive esta ciudad durante el año.

Normas de evacuación

Las gentes de Frisco (como denominan a San Francisco sus propios habitantes) saben cómo deben evacuar un edificio; todos tienen linternas a mano y radios con las que escuchar las recomendaciones oficiales durante las situaciones de emergencia. Pero, pese a los edificios y a los ejercicios, incluso pese al terremoto del martes, San Francisco espera pacientemente la llegada del big one, el gran terremoto que los geólogos anuncian desde 1906 y cuya leyenda asegura que destruirá por completo San Francisco.El seísmo del martes fue, según los especialistas, un efecto posterior del cataclismo de 1906. Fue una recolocación de la falla de San Andrés. Mientras esperan la llegada de este gran terremoto, los habitantes de San Francisco intentan recuperar su vida normal y seguir preparándose y evitar que el big one sea tan devastador como dice la leyenda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_