La frontera con Francia por Cataluña y Aragón quedará suprimida a comienzos del año próximo
El proyecto de suprimir para los viajeros gran parte de la frontera entre España y Francia ha quedado técnicamente ultirnado y está ahora pendiente de su aprobación por los Gobiernos de Madrid y París, según fuentes oficiales españolas. Si la próxima cumbre de Valladolid entre los presidentes François Mitterrand y Felipe González le da un impulso, su puesta en práctica que conlleva la creación de brigadas mixtas hispano-francesas para patrullar a ambos lados del límite- se produciría, en el mejor de los casos, a principios de 1990, con un cierto retraso sobre la fecha prevista
.Altos funcionarios españoles y franceses de la policía y las aduanas plasmaron por escrito el mes pasado en Zaragoza un proyecto conocido en la jerga diplomática como canal azul, el color de la bandera de la Comunidad Europea (CE), que permitirá a los viajeros que se desplacen en automóvil o en tren de Aragón y Cataluña a Francia cruzar la frontera sin detenerse para enseñar el pasaporte o el documento de identidad y sin abrir las maletas ante los aduaneros.El grueso del confín pirenaico -Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca quedarán excluidas de la iniciativa- se asimilará así a las fronteras existentes entre los tres países del Benelux, donde los controles de los viajeros son muy esporádicos. En el caso hispano-francés la mayoría de las comprobaciones o registros ocasionales ni siquiera se efectuarán en la misma frontera, sino que correrán a cargo de brigadas mixtas móviles, que operarán en una zona de hasta 15 o 20 kilómetros a ambos lados de los Pirineos.
Anunciadas a mediados de junio ante el Senado francés por el ministro galo del Interior, Pierre Joxe, estas unidades binacionales, que en los Pirineos contarán con la participación de la Guardia Civil española y de la Policía Aérea y de Fronteras francesa (PAF), están empezando a ser ya puestas en pie a ambos lados del Rin, el río que marca la frontera entre Francia y la República Federal de Alemania.
Aunque, a grandes rasgos, canal azul es considerada por el Gobierno español como una experiencia ejemplar en materia de cooperacion transfronteriza, Madrid hubiese deseado que el proyecto fuese aprobado durante su presidencia de la CE para dar así una prueba adicional de la firmeza de su compromiso con la integración europea. Sólo consiguió que se anunciase el estudio de la iniciativa al término del seminario ministerial hispano-francés de principios de junio. Ahora la convocatoria de elecciones generales en España ha vuelto a retrasar la aprobación del desmantelamiento parcial de la frontera.
Exclusión del País Vasco
El presidente español también estaba interesado, según reconoció en entrevistas a la prensa francesa, en que la experiencia empezase por el País Vasco porque la práctica desaparición de los trámites fronterizos no hubiese, en su opinión, facilitado la actuación de los etarras. Felipe González ha reiterado hasta la saciedad que, en el mejor de los casos, sólo uno de cada cien terroristas es detenido en una frontera. "Abrir la frontera vasca no hubiese supuesto ningún perjuicio para la eficacia de la lucha antiterrorista", asegura un funcionario del Ministerio del Interior, "porque hoy en día hay comandos o correos de ETA que ( pasan a España por el Pirineo aragonés -concretamente los c hemos localizado varias veces en Candanchú- y, sin embargo, Aragón sí se beneficiará de la supresión del confín".
La verdadera razón de la negativa de París a incluir en la experiencia al País Vasco y Navarra es, según fuentes oficiales españolas, evitar que el levantamiento de las barreras fronterizas y la creación de las brigadas mixtas dé pie a la policía española a emprender sus ansiadas persecuciones en caliente en territorio francés de presuntos terroristas.
El ministro Joxe ha llegado a sostener ante la Asamblea Nacional francesa (Cámara baja) que ni siquiera en 1993, cuando haya sido creado el mercado interior europeo, podrán desaparecer los controles en los pasos del País Vasco.
Pierre Joxe se ha pronunciado también públicamente contra el derecho de persecución transfronterizo, y en la última reunión del grupo de Schengen, integrado por cinco países comunitarios que pretendían adelantarse en tres años a la supresión de fronteras en la CE prevista para el 1 de enero de 1993, la ministra francesa para Asuntos Europeos, Edith Cresson, afirmó el 30 de junio: "Si las policías colaboran de forma moderna, este derecho de persecución no es necesario". Francia, añadió, tiene sobre esta cuestión "una postura zanjada" que no admite discusión.
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