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Tribuna:EL SISTEMA FINANCIERO ESPAÑOL, ANTE EL MERCADO ÚNICO
Tribuna
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De la banca y sus circunstancias

Uno de los temas más controvertidos en los últimos tiempos es el del grado de eficacia de la banca española para hacer frente al reto comunitario. Con demasiada frecuencia esta discusión se ha visto desvirtuada por la contemplación de unos beneficios que, si para algunos son objeto de todo tipo de críticas, para otros son el origen de una peligrosa pasividad. En ambos casos se olvida que, a tenor del nivel alcanzado por los tipos de interés de los activos financieros libres de riesgo (los emitidos por el sector público), y salvo, quizá, en los tres últimos años, en el resto de la década de los ochenta el coste de capital ha sido superior a la rentabilidad de los recursos propios del conjunto del sistema. La constatación de esta realidad debería prevenimos frente a falsos debates, obligándonos a centrar nuestros esfuerzos en el análisis de la posición competitiva de nuestras entidades bancarias y en las posibles vías que existen para mejorarla.Como punto de partida de esta reflexión conviene recordar que la realización del espacio financiero europeo, entre otras cosas, va a servir para que ese emergente mercado global sin compartimentos estancos de carácter funcional, geográfico e incluso horario adquiera nuevos bríos. Puede decirse, por tanto, que, para nuestro sistema bancario, la integración en un mercado europeo sin fronteras conlleva la plena apertura hacia las grandes corrientes del mundo financiero actual y, como consecuencia de ello, le obliga a asimilar en un lapso de tiempo relativamente reducido una competencia cada vez más aguda.

De esta manera, los intermediarios españoles se van a encontrar en 1993 con un contexto caracterizado por el ensanchamiento de sus mercados naturales, desaparición de las barreras proteccionistas y aumento de la competencia. Todo ello es especialmente cierto en el caso de nuestras entidades bancarias, que, por su carácter de bancos universales, han llegado a convertirse en los grandes protagonistas del proceso de intermediación. Esto explica que la reforma de dichas entidades haya pasado a constituir un ingrediente básico de la reestructuración de nuestros mercados financieros.

Entre los puntos fuertes de la banca española cabe citar su envidiable grado de solvencia, que le permite satisfacer sin problemas las exigencias de recursos propios que van a establecerse a escala comunitaria. La amplitud de su red de oficinas, que actúa como barrera de entrada frente a las incursiones de las entidades extranjeras en el negocio al por menor. Lo saneado de su activo, debido a las importantes provisiones constituidas en los últimos años. Sus esfuerzos en favor de la innovación, que se han traducido en una oferta de productos y servicios -que, por su calidad y amplitud, se compara satisfactoriamente con la de los restantes sistemas europeos. Y, por último, su creciente profesionalidad, cuya manifestación más palpable es la rapidez con que ha asimilado las técnicas de análisis de mercados y gestión de riesgos.Costes elevadosComo contrapartida, la banca española adolece de una serie de déficit que debilitan su capacidad de respuesta en un universo que tiende a estar cada vez más globalizado. A este respecto, no deja de ser preocupante el amplio margen financiero que precisa obtener para compensar adecuadamente sus elevados gastos generales, y conseguir así unos beneficios sobre recursos propios competitivos con los de otros intermediarios. Circunstancia esta última indispensable para seguir contando con el apoyo de los accionistas en un contexto como el comunitario, en el que van a coincidir la libre circulación de capitales y una escasez de fondos propios en numerosos bancos europeos, debido tanto a las mayores exigencias impuestas por las autoridades reguladoras como a la necesidad de financiar nuevos proyectos de inversión.

Otro aspecto a mencionar lo constituye la enorme dependencia del negocio bancario tradicional, que hace a nuestras entidades sumamente sensibles a la desintermediación que, con toda seguridad, dará lugar la culminación del proceso de reforma de nuestro sistema financiero. Algo similar podría decirse de su escasa proyección exterior, que, además de dificultar la correcta satisfacción de las necesidades de una economía abocada a una rápida liberalización de su balanza de pagos, limita la capacidad de respuesta ante la inevitable pérdida de cuota que, a manos de los bancos extranjeros, sufrirá en el mercado doméstico.

Este somero repaso de la posición competitiva de la banca española, unido al exceso de capacidad que parece desprenderse al comparar el peso de sus estructuras con el de otros países de nuestro entorno europeo, deja traslucir la necesidad que tiene de someterse a una urgente tarea de reconversión, a fin de contar con garantías suficientes para afrontar con éxito el impacto de la creación del espacio financiero europeo. No deja de ser significativo que el Informe Cecchini nos haya asignado el dudoso mérito de ser el país cuyos productos financieros tienen el mayor potencial de reducción entre los ocho países objeto de estudio. Si a esto se une la ruptura definitiva del status quo en la política de precios del pasivo bancario, no es aventurado pensar que la rentabilidad sobre fondos propios de la banca tienda a decaer en el futuro, si no se toman las medidas oportunas. Y esto es algo que compete tanto a las autoridades como a las propias instituciones.

A las primeras les corresponde el papel más importante, aunque sólo sea porque son los responsables de velar por su eficacia y seguridad, con lo que esto representa en algo tan relevante para competir internacionalmente como es el prestigio. A este respecto, conviene subrayar la necesidad de ponderar adecuadamente los dos términos de ese binomio, para no caer en un exceso de reglamentismo que, además de aumentar los costes incurridos por las instituciones bancarias, dé lugar a agravios comparativos con otros intermediarios y, lo que es peor, les haga caer en el error de pensar que todo lo que no está regulado está exento de riesgos. Por otra parte, la búsqueda de esa adecuada ponderación no debe ser obstáculo para que en temas que no estén sujetos a reglas de armonización comunitaria, como es el caso de la fiscalidad del ahorro o el coeficiente de caja, tendamos a converger hacia niveles más acordes con los de la media de la Comunidad Europea.

Asimismo, es preciso recordar la responsabilidad de las autoridades en la reducción de aquellos desequilibrios que pongan en peligro el objetivo de situar nuestra economía en una senda de crecimiento sostenido En caso de fracasar, se corre el peligro de agudizar la volatilidad de nuestros mercados financieros, amplificando así los riesgos generados por una economía enormemente sensible a los ciclos de la coyuntura mundial.

Por su parte, las entidades bancarias españolas tienen la responsabilidad de apoyarse en los buenos resultados actuales, que, como se ha señalado, adolecen de grandes dosis de transitoriedad, para a partir de ellos poner en práctica todas aquellas medidas que contribuyan a la mejora de su posición competitiva.

Aunque la adopción de una estrategia sea un ejercicio individual, existe una serie de desafíos comunes al conjunto del sector que actúan como restricciones externas. La primera de ellas consiste en la necesidad de definir el objetivo de cualquier estrategia en términos de su capacidad para crear valor para el accionista, siendo conscientes de que esto es algo que sólo es posible conseguir si se es capaz de crear valor para el cliente. Consiguientemente, cada institución deberá orientar sus recursos hacia actividades con perspectivas de futuro, en las que razonablemente espere lograr algún tipo de ventaja frente a la competencia. En caso contrario, se corre el riesgo de caer en una estéril subsidiación de unas actividades por otras, debilitando la posición competitiva de la institución.En congruencia con este principio, la diversificación funcional debería girar en torno a aquellos productos, clientes y mercados que, por el conocimiento que se tiene de ellos, y su aportación decisiva al logro de resultados, constituyen el núcleo central del negocio de cada entidad. En este modelo lo que prima no es tanto la existencia de sinergias, que pasarían a ocupar un lugar secundario en el éxito de la estrategia, como el hecho de que cada actividad sea rentable por sus propois méritos, es decir, en directa competencia con sus más inmediatos rivales. Siguiendo esta misma filosofía, la diversificación geográfica debería hacerse enfatizando las raíces nacionales, aunque sólo sea porque el prestigio de la banca española en el exterior está indisolublemente ligado a la imagen que proyecta nuestra economía y al papel que desempeña ésta en el concierto económico mundial.Recursos humanosOtro de los desafios que requiere una adecuada y urgente respuesta es el de los recursos humanos. En un sector como el financiero, donde cualquier innovación puede ser rápidamente imitada por la competencia, lo que diferencia a una institución de otra es la calidad de sus empleados. El problema con que se enfrentan los bancos en este terreno es el mismo que el de cualquier otra empresa intensiva en trabajo, y requiere adoptar respuestas precisas a la hora de comunicar, motivar y recompensar a un colectivo de personas necesariamente heterogéneo, a fin de reforzar su moral y su sentido de identidad corporativa. Acertar en esas políticas es muy importante, porque los buenos profesionales son en numerosas ocasiones piezas decisivas para el éxito de cualquier organización.

Para finalizar estas líneas, y a modo de conclusión, cabría añadir que en estos momentos de cambios trascendentales es preciso actuar con sentido de anticipación. Cualquier intento de perpetuar el pasado, o de simplemente prolongarlo, está de antemano condenado al fracaso. Nadie está exento de responsabilidades, ni bancos ni autoridades, sin olvidar que 1993 no es una fecha mítica, sino muy real, y sólo quedan 39 meses para llegar a ella.

Juan Bengoechea Goya es jefe de Estudios Financieros del Servicio de Estudios del Banco Bilbao Vizcaya.

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