Dudosa honradez
Me parece lícito que el director de los Servicios Informativos de TVE defienda la integridad de los profesionales del Ente contra esas delirantes y surrealistas acusaciones que vierten la sospecha de que se manipula la imagen de los líderes políticos de la oposíción. Comprendo asimismo la indignación de esos profesionales hacia unos políticos que quieren controlar, con motivo de la proximidad de las elecciones generales, hasta los aspectos técnicos del medio. Ahora bien, como delirante y surrealista ciudadano que no cree que el hecho de desconocer el funcionamiento interno de TVE sea obstáculo para extraer cualquier valoración externa -en lo que a mí se refiere sé distinguir entre la responsabilidad del director de los Servicios Informativos y la de un empleado a sus órdenes-, permítame el señor Carcedo mi duda hacia su honradez profesional en el momento actual, del mismo modo que en tiempos de la dictadura dudé de la honradez de quienes entonces dirigían TVE, verdaderos malabaristas en escenificar gloria allá donde únicamente había podredumbre. ¿Acaso resulta ilógico que aquella delirante distorsión de la realidad sea un punto de referencia en la crítica de hoy? Y es que, al margen de sistemas políticos, valoraciones jurídicas o sofisticaciones técnicas, el señor Carcedo parece ignorar que somos seres humanos antes que nada; es decir, toda desviación es posible en nuestra existencia, y no sólo no hay vacuna contra el miedo, la manipulación, la incompetencia o la duda, sino que nuestros actos y la proyección ética y estética de los mismos están continuamente expuestos a la absurda y surrealista crítica ajena. Algo, esto último, cruel, pero indispensable en democracia, y que los responsables de algunos colectivos profesionales ignoran frecuentemente.-
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