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RELIGIÓN

La 'cumbre' de Juan Pablo II y el primado anglicano no obvia las diferencias mutuas

Juan Arias

"Los católicos y los anglicanos son como una pareja de novios que no tienen el coraje de casarse", dijo ayer, con humor, el primado de la Iglesia anglicana y arzobispo de Canterbury, Robert Runcie, al papa Juan Pablo II durante el encuentro que ambos iniciaron ayer en el Vaticano. La euforia del encuentro no obvia las diferencias entre ambas Iglesias por la primacía papal y la negativa católica a la ordenación sacerdotal de mujeres.

Runcie llevaba puesto el anillo que Pablo VI había regalado a su predecesor, el arzobispo Ramsey, en el primer encuentro histórico, en 1966, de un Papa romano con un primado de la Iglesia anglicana. "Este anillo", le dijo Runcie al papa Wojtyla, "regalo de un Papa tan amado a otro no menos amado arzobispo anglicano, es algo muy parecido a un anillo de compromiso".Por su parte, Juan Pablo II reconoció que la comisión internacional entre católicos y anglicanos "ha hecho progresos", y añadió que "al mismo tiempo es también cierto que las diferencias que nos separan han salido mejor a la luz y debemos ahora afrontarlas con honradez, con mente abierta y con enorme esperanza". El Papa no especificó a qué tipo de dificultades se refería, pero es evidente que dos son fundamentales: la ordenación sacerdotal y episcopal de mujeres que la Iglesia anglicana acaba de aceptar, y que Roma rechaza rotundamente, y el modo de entender el "primado" infalible y la superioridad del Papa.

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