Paz Zamora: "Bánzer ha ayudado a fortalecer la democracia boliviana"`
El líder del MIR recuerda, desde el sillón presidencial, su paso por la cárcel del ex dictador
Apenas un mes después de asumir el Gobierno en agosto pasado, el presidente boliviano, Jaime Paz Zamora, alcanzó un acuerdo con Argentina para la mutua condonación de la deuda bilateral. Para Bolivia fue "el negocio del siglo", según Paz Zamora, ya que ello redujo su deuda externa en un 30%. El dirigente izquierdista, que obtuvo el tercer lugar en las elecciones de mayo, asumió el poder en Bolivia gracias al apoyo del ex general de derechas Hugo Bánzer, que renunció a su opción presidencial tras haber llegado segundo en la carrera electoral. Esta alianza cerró el paso al vencedor, el gubernamental Gonzalo Sánchez de Lozada. Según Paz, Banzer con su decisión "deja de ser para los bolivianos el ex dictador para convertirse en el hombre que ha ayudado a fortalecer la democracia".
En la entrevista que mantuvo con EL PAÍS en su despacho del Palacio Quemado, la sede de Gobierno, Paz Zamora recordó también los tiempos no lejanos en que tras fundar el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue enviado a los sótanos del Ministerio del Interior, encarcelado por el entonces dictador Banzer.
Pregunta. Bolivia y Argentina acaban de decidir el borrón y cuenta nueva en su deuda bilateral. ¿Qué características tiene el acuerdo y cómo se logró?
Respuesta. Una vez más, Bolívia se muestra terriblemente creativa en el terreno de la deuda. Ya hicimos una primera acción con la recompra de parte de nuestra deuda bancaria privada. Ahora, con este acuerdo con Argentina, en los primeros 25 días de Gobierno hemos reducido la deuda externa en un 30%. Y Bolivia tenía una deuda externa casi igual, sí no un poco mayor, a su producto interior bruto. Nosotros debíamos a Argentina 800 millones de dólares, y Argentina nos debía cerca de 300 millones de dólares. En la composición de la deuda se daban montos más o menos equiparables de deuda comercial, que es la que condonamos mutuamente. A Bolivia le quedaba un saldo favorable de unos 18 millones de dólares, con lo que compró su deuda de 500 millones de dólares. Es el negocio del siglo en Bolivia.
P. El himno de su partido fue compuesto por usted hace 15 años en circunstancias muy diferentes a las actuales.
R. Lo escribí en marzo de 1974, estando en prisión, en los sótanos del Ministerio del Interior -tengo ganas de ir otra vez y ver si aún están- y en las celdas de la Dirección de Orden Político, bajo el Gobierno del general Bánzer. Probablemente en ese momento la hice para reafirmar mi fe de que estábamos en una causa justa, que estaba con la razón, y creo que fue también un autoconsuelo para un ciudadano bajo ocho candados, bajo rejas, que canta "abran paso, abran paso", y al que, además, no le van a parar.
Amigos enemigos
P.Los enemigos de entonces son hoy aliados de Gobierno.
R. Desde esa época a hoy, Bolivia dió un gran salto. Y lo bueno es que el MIR saltó también con el país. Creo que es una prueba clara de que nuestro movimiento es uno de izquierda que se adecua al país. No adecua el país a su ideología, como lo ha querido hacer una izquierda que aún sobrevive y que tiene esa gran limitación. La alianza llamó la atención por muchas razones. Primero, porque se daba en Bolivia, un país de tradición golpista. No llama la atención, por ejemplo, las crisis de Gobierno en Italia o la formación de sus Gobiernos con partidos ideológicamente antagónicos. Pero llama la atención también porque se trató de dos fuerzas que habían nacido juntas, pero opuestas. El MIR nació oponiéndose en su momento al Gobierno de Banzer. Resulta entonces que se unen enemigos históricos en su confrontación, que van transformándose al unísono, junto con el país. Esa solución era imposible hace 10 años, pero fue posible de la única manera en que era posible: que ADN [Acción Democrtática Nacionalista, de Bánzer] apoye al MIR.
P. ¿Y el MIR no habría apoyado acaso a ADN?
R. Nunca. No hubiera sido posible. Precisamente la solución se dió en el momento en que, históricamente, era imposible que Banzer accediera al poder con apoyo del MIR. Era imposible que Jaime Paz apoyara a Banzer. Y es en esa lógica en la que hay que ver el acuerdo, y que, al final, ha sido una solución para el país.
P. Se ha dicho que Banzer designó presidente a Paz Zamora.
R. No es regalo de nadie ni de nada. Si un candidato se da cuenta de que no puede ser factor de unidad en el Congreso, tiene la generosidad histórica con su país de no empantanar la situación. Yo creo que el mérito del general Banzer es haber tomado el camino digno, y al darse cuenta de que no podía ser presidente, prefirió utilizar su fuerza no para desarticular el sistema democrático boliviano, sino para encontrar una salida. A partir de este gesto, a mi juicio, el general Banzer deja de ser para los bolivianos el ex dictador para convertirse en el hombre que ayuda a viabilizar la democracia boliviana.
P. ¿Es un gesto que lava su pasado dictatorial?
R. No sé si lo lava, o lo neutraliza, o le da otra dimensión. Lo interesante es que este gesto tiene efecto sólo con el MIR. Si hubiera sido con el MNR [Movimiento Nacionalista Revolucionario, de Víctor Paz Estenssoro] habría significado un retroceso histórico para el general Banzer, pero con el MIR le da una nueva proyección. Así de simple.
Consejo Político
P. La constitución del Consejo Político en el cual está Bánzer despertó suspicacias. Un político señaló que "Jaime [Paz] reina y Banzer gobierna".
R. El Consejo Político no es nada nuevo. Todas las veces que hubo pactos partidarios se dio alguna forma de organización suprapartidaria, donde se encontraba la máxima dirección de los partidos. El consejo político es la institucionalidad del nivel de encuentro de las fuerzas componentes del acuerdo patriótico. En alguna parte tienen que hablar, ponerse de acuerdo. Es un lugar de contacto y un organismo de donde surgen iniciativas, análisis, conclusiones; pero no tiene nivel de decisión. Con derecho a voz y propuesta, pero la acción tiene que ser decidida por el Gobierno.
P. ¿Cómo va a enfrentar su Gobierno los problemas derivados del narcotráfico?
R. A mi juicio, Bolivia no ha definido hasta ahora una auténtica política nacional sobre ese tema. Los bolivianos no tenemos claridad de objetivos ni cómo vamos a enfrentar el narcotráfico. Este es el problema de fondo, y es el que ahora el Gobierno de unidad nacional va a tratar de resolver.
P. ¿Existe una estructura de lucha contra el narcotráfico?
R. Tenemos que empezar a resolver un problema tan elemental como es el de articular esa estructura. Es necesario que tengamos un solo organismo articulado de una alta eficiencia y que atienda los problemas de interdicción, sustitución de cultivos y la prevención del consumo de drogas. Con planes concretos podremos incorporar a los bolivianos en la lucha, pero sabiendo que van a salir ganando. Nadie puede arrastrar a una guerra si sabe de entrada que va a perder.
P. Pero ¿cómo se va a atacar este problema?
R. Tendremos que hacer una mayor selección de personal y habrá que crear estructuras con controles, autocontroles y controles cruzados para evitar cualquier intento de corrupción. Pero lo más importante es que el pueblo boliviano en su conjunto se interese por el problema; sea, en definitiva el gran controlador. Pero para lograr ese interés tiene que tener beneficio, y eso va a lograrse sólo con el desarrollo. Bolivia tiene que tener asegurados mercados y buenos precios para sus productos sustitutivos de la hoja de coca.
P. ¿Qué piensa de la legalización del consumo de drogas?
R. No es nuestro problema. Es problema de consumidores.
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