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UNA VISITA HISTÓRICA

El monarca alauí rebaja el nivel de las 'cumbres' bilaterales

El rey Hassan II no será el interlocutor del presidente del Gobierno español en las reuniones anuales que ambos países han acordado mantener anualmente para impulsar la cooperación bilateral. En esas cumbres periódicas, la delegación marroquí será encabezada por el primer ministro, Azedine Laraki, un hombre carente de poder, y esta decisión del monarca devalúa de facto estas reuniones, que empezarán a celebrarse en 1990.

El presidente Felipe González pretendía inicialmente mantener estas entrevistas anuales con el monarca alauí, quien concentra en sus manos gran parte del poder, pero éste, según fuentes diplomáticas, rechazó el martes su idea por motivos protocolarios -su interlocutor es el jefe del Estado español, don Juan Carlos- y propuso ser sustituido por su jefe de Gobierno.

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A pesar de esta rebaja del nivel de los encuentros periódicos, la primera visita oficial del monarca a España tiene no sólo, según González, "una dimensión histórica" sino que " marca un giro importante hacia la intensificación de las relaciones" entre ambos países. "La comunicación ha sido fluida y la relación personal buena", afirmaba, por su parte, un consejero de Hassan, cuya única queja era el tratamiento que los medios de comunicación españoles habían dado a la visita del monarca.

A diferencia de otros actos oficiales, la ceremonia en la que los Reyes se despidieron de su huésped en el Palacio del Pardo sí empezó puntual a la una y media de la tarde de ayer. Hassan permanecerá, sin embargo, en Madrid hasta, probablemente, el sábado y se hospederá en el hotel Ritz donde anoche tenía previsto recibir a representantes de la colonia marroquí y judía oriunda de Marruecos. Aunque se barajó la posibilidad de que viajase a París o de que regresase a Sevilla, donde estuvo el domingo, finalmente prorroga su estancia en Madrid porque el clima seco le ha sentado bien para sus bronquios delicados.

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