Suspendido el ingreso en prisión de dos jóvenes que robaron una fotocopiadora
Luis Arrazola, presidente de la Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas, que condenó hace un año a Víctor Carmona y Juan Quintana a más de cuatro años de cárcel por el robo en 1980 de una fotocopiadora, suspendió ayer el ingreso en prisión de ambos acogiéndose a una real orden de 1914. El fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), Juan Guerra, medió ayer, horas antes de que fuera ejecutada la sentencia, entre los magistrados y los dos condenados para llegar a la citada solución.
El delegado del Gobierno en Canarias, Eligio Hernández, magistrado de profesión, que ha asesorado en los últimos días a los dos jóvenes condenados a cuatro años por robar una fotocopiadora hace nueve años y cuyo importe devolvieron, entregará el jueves al ministro de Justicia, Enrique Múgica, una solicitud de indulto ante el Rey para Carmona Rodríguez y Quintana Aguiar.La noticia cogió por sorpresa a los dos jóvenes cuando se encontraban en el Palacio de Justicia de Las Palmas, en disposición de recibir la orden de reclusión en la cárcel. Hasta ese momento desconocían que existía una fórmula legal para evitar su internamiento.
"Hasta ahora habíamos pensado que la justicia había sido muy dura con nosotros. Esto nos abre las puertas de la esperanza", declararon. Carmona Rodríguez, licenciado en Filosofía, había revelado a través de EL PAÍS, el pasado 21 de septiembre, la historia de aquel robo desgraciado de una fotocopiadora que al cabo de nueve años había derivado en un contrasentido legal, a estar hoy sus autores completamente rehabilitados.
Culpables y arrepentidos
Los pormenores del caso provocaron de inmediato una reacción unánime en toda España a favor del archivo de esta causa. En esta campaña espontánea de apoyo a los dos jóvenes canarios influyó el que ambos se declararan en su día culpables y devolvieran, arrepentidos, el importe de la venta del aparato sustraído, 80.000 pesetas.Carmona y Quintana se abrazaron, entre lágrimas, sin creerse que continuaban libres. La noche anterior, el primero de ambos había adelantado a este periódico que no pensaban solicitar el beneficio del régimen abierto, por considerar que la medida sería discriminatoria con respecto a otros presos que tienen familia y más años de reclusión y aún no han pedido disfrutar de aquélla.
Carmona declaró ayer, horas antes de conocer la resolución, que su ingreso en la cárcel habría truncado sus expectativas profesionales, ya que optaba a una beca de investigación y a integrarse en el departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia de la universidad de La Laguna, centro en el que estudió la carrera. En Guía (Gran Canaria), las dos familias, de condición humilde, celebraron la libertad de los jóvenes en un ambiente de fiesta.
La fiscalía del TSJC informó que el precepto en el que se había basado el magistrado Arrazola para decretar la suspensión de la prisión está contenido en la real orden de 24 de diciembre de 1914, relativa a las normas para la tramitación de instancias por parte de los penados. Ésta hace referencia a la ley de 1870 sobre la petición de indulto.
El magistrado interpreta, basándose en esta real orden, que no es necesario que los condenados ingresen en prisión para solicitar el perdón, ya que la misma indica que basta para ello con que los mismos residan en la demarcación del tribunal sentenciador. Los ministerios de Justicia y Educación se han mostrado interesados en agilizar la propuesta de gracia para los jóvenes.
"Todo se lo debo a EL PAÍS", comentó ayer Carmona Rodríguez para explicar la celeridad de las autoridades a la hora de buscar una solución a su problema y al de su amigo. No obstante, in dicó que "estaba mentalizado para ir a prisión".
Carmona ve ahora más claro su futuro. En los próximos días se matriculará en los cursos de doctorado y de adaptación pedagógica. Está entusiasmado y, antes de que acabe el año, piensa finalizar su memoria de licenciatura sobre análisis y evaluación de tecnologías.
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