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Entrevista:

Martelli: "Los obstáculos a la unidad de la izquierda aun son muchos Italia"

El vicepresidente socialista del Gobierno analiza las relaciones con la DC y con los comunistas

Juan Arias

La unidad de la izquierda está aún lejos en Italia, afirma Claudio Martelli, socialista, de 45 años, vicepresidente del Gobierno, considerado como el alma radical de su partido. Tras haber sido el responsable cultural del Partido Socialista Italiano (PSI), se convirtió en los últimos años, como vicesecretario general único, en la persona de confianza del secretario general, Bettino Craxi, de quien, sin embargo, a veces se ha desmarcado a la izquierda. Agudo polemista y brillante político -una especie de Alfonso Guerra a la italiana-, Martellí es el socialista italiano más propenso a entablar un diálogo constructivo con el nuevo curso comunista de Achille Occhetto.

El joven vicepresidente del Gobierno de Giulio Andreotti, que llega mañana a Madrid invitado por el PSOE para discutir sobre "el futuro del socialismo", habla con EL PAÍS en su nuevo despacho de Palazzo Chigi.

Pregunta. ¿No cree que discutir sobre el futuro del socialismo es como analizar el sexo de los ángeles, ya que se dice que todos los socialismos están agonizando?

Respuesta. Creo que es una duda que ha asaltado a muchos de nosotros. Pero una cosa es cierta: como realidad práctica, el socialismo existe, no sólo como realidad hecha de partidos, sindicatos, asociaciones y experiencias de Gobierno, sino también como conjunto de tradiciones políticas, culturales, aspiraciones e ideales de la gente.

El árbol rotoP.Esa imagen de socialismo la tiene también el partido comunista, del cual los socialistas si guen hablando mal.

R. Cierto que ese socialismo existe en el Partido Comunista Italiano, y si queremos ser sínce ros, en algunos sectores del mundo católico. Ésta es la experiencia fundamental del socialismo, y se refiere a todas las familias que han tenido origen en una historia común después quebrada.

P. ¿Entonces por qué no se unen?

R. En los dos últimos congresos mi partido ha pedido que se recompongan las fracturas que han roto el árbol del socialismo italiano. Pero los obstáculos son aún muchos. Hablo de los social demócratas, de nosotros y de los comunistas. Los primeros prefie ren defender la autonomía de su pequeña fábrica del 2% de los votos antes que concentrarse. Nosotros, socialistas, hemos podido dar la impresión de concebir la unidad socialista como una confluencia de los comunistas y socialdemócratas en el PSI. No es así. Se trata más bien de volver al socialismo de los orígenes, a su síntesis, a la convivencia de los diversos tipos de socialismo: obrero, cristiano y liberal para crear algo nuevo. Por eso yo hablo siempre de "una vuelta al futuro".

P. ¿Y los comunistas?

R. Están haciendo las cuentas con su pasado. Y las cuentas aún no les salen. Apenas este verano, por ejemplo, abrieron un debate sobre [el ex secretario general, Palmiro] Togliatti.

P. ¿Usted cree de verdad en una alternativa en Italia?R. Yo creo en la unidad socialista, sin la cual no habrá ninguna alternativa. La idea de pasar del actual Gobierno peritapartido a un Gobierno con todos los demás pero sin la Democracia Cristiana podría resultar inevitable, pero no es una estrategia. Tendría razón Andreotti, que lo ha definido como "un harén antidemocristiano". Una suma numérica no es un proyecto político.

P. Usted dijo una vez que la Democracia Cristiana "ya no tiene leche". Pero hoy los socialistas están acusados de seguir nutriéndola. ¿Considera tan trágico para este país que la Democracia Cristiana esté en la oposición tras 45 años ininterrumpidos en el poder? R. No. El PCI ha estado en la oposición toda la vida; nosotros, la mitad de la historia republícana. La Democracia Cristiana, a escala nacional, nunca. No es una perspectiva. trágica. Es, si acaso, la ausencia de dicha posibilidad la verdadera patología. Pero esto no es culpa de la Democracia Cristiana, sino de los otros. Aparte de De Mita, que con su arrogancia intelectual estimulaba a la alternativa, no podemos pretender que la Democracia Cristiana se coloque voluntariamente en la oposición.

Ir hacia el centro

P. Italia es el único país de Europa donde el socialismo no cuenta con un gran protagonismo, mientras que hay quien piensa que el verdadero partido socialista es el PCI, ya que ustedes van hacía la derecha.

R. Si este análisis fuese verdadero querría decir que tanto el PCI como nosotros vamos hacia la derecha: el PCI hacia la socialdemocracia y nosotros hacia los liberales. Y quizá tengan parte de razón, porque existe una tendencia de todas las fuerzas políticas a ir hacia el centro. El mismo PSOE es, en sustancia, un partido de centro izquierda que gobierna enfrentado con el sindicato.

P. ¿Y qué es lo que ustedes querrían que hiciese aún el PCI?

R. Le pedimos una marcha más acelerada de integración en el socialismo: grupo parlamentario, unión de partidos, Internacional Socialista. Se dijo que iban a pedir la integración en el Grupo Socialista y no lo han hecho. En vez de una marcha veo sólo pequeños pasos o medios pasos. Es positivo que hayan abandonado los compromisos con la Democracia Cristiana, pero me parece que en la polémica con la Democracia Cristiana y contra el Gobierno están usando un lenguaje sumario y primitivo. Parece que no saben renunciar aún a cierta mitología y mesianismo; por ejemplo en la ecología.

P. ¿Nada de positivo, pues?

R. Sí, existen muchos puntos esperanzadores y comunes con el nuevo PCI, y no sólo en política exterior. Por ejemplo, en la cuestión fiscal o en los temas de la inmigración, donde el PCI no está cometiendo los errores de los comunistas franceses o de los laboristas ingleses, al mismo tiempo que no han cedido a un permisivismo ciego que no calcula las consecuencias. Está emergiendo un programa común sobre la imigración, generoso pero realísta, porque Italia debe hacer más, pero tampoco puede cargarse con todo el dolor del mundo.

P. Usted, que ha sido considerado el socialista más moderno de Europa, ¿cómo puede ser hoy vicepresidente de un Gobierno Andreotti-Foriani-Carli, es decir, considerado uno de los más conservadores que ha habido?

R. Ésta es una pregunta traviesa. Distinguiría los problemas. Dejemos aparte lo personal. Cumplo un deber y hago mi aprendizaje de Gobierno quizá con cierto retraso, ya que nunca fui antes ministro. La DC es lo que es. También yo conozco la observación. de que Andreotti pertenece a la generacion de [Andrei] Gromiko, pero en el fondo es más joven que [François] Mitterrand. Ciertaniente, sin dejar de apreciar su experíencia, su fineza y su ironía, o no pienso ser el bastón de su vejez. No tengo vocación para ello ni él lo necesita.

Recambio políticoP. Por eso hay quien se pregunta qué hace de vicepresidente en dicho Gobierno.

R. Mi papel es hacer errierger el aspecto social de un Gobierno con 10 ministros socialistas. Estoy aquí por encargo de mi partido, que considera este Gobierno con la DC como una prueba sin apelación. Es el tercero de esta legislación guiado por un dernocristiano, y no habrá un cuarto. Yo creo que tienen que madurar también en Italia las condiciones de un recambio político, pero, a diferencia de otros a la izquíerda, pienso que la experiencia de gobierno y el ideal democrático de la DC ha hecho época y esicuela en nuestro país, y sería estúpido no reconocerlo. Es verdad que aquel ideal está ya en su ocaso y que ahora toca a la izquierda proponer un ideal democrático más avanzado, más mad,aro y más europeo.

P. Hay quien se pregunta por qué ustedes los socialistas han cambiado tan radicalmente su posición sobre la droga, pasando de un cierto liberalismo inicial a una gran dureza.

R. Porque han cambiado las circunstancias. La actitud p:ermisiva correspondía hace 10 años a una situación en la cual los inuertos eran pocos y la criminalidad modesta. Entonces la droga era una cosa de minorías y había parte de una cultura juvenil y literaria, musical y artística que subrayaba su potencialidad como medio de comunicación, como posibilidad de abandono, de relajación y hasta de creatividad. Hoy, al revés, la droga mata miles de personas, es el gozne de mafias internacionales, amenaza la democracia misma en muchos países o el control del Estado en algunas regiones como en Italia.

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