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Cuando el tiempo se acerca al infinito

La vocación y la capacidad de riesgo permiten actuar a los desactivadores de explosivos

Aurora Intxausti

El tiempo en situaciones límites parece ir a una velocidad superior a lo normal y a situaciones de estas características suelen enfrentarse en más ocasiones de las deseables los integrantes del grupo TEDAX (Técnicos Especialistas de Desactivación de Artefactos Explosivos), del Cuerpo Nacional de Policía, destinados en Guipúzcoa. En poco más de un mes los agentes de este grupo, no superior a 20, han llevado a cabo la desactivación de dos artefactos después de varias horas de trabajo. En ninguno de los casos los integrantes del comando que han llevado a cabo las acciones pudieron conseguir su propósito.

El siete de agosto, en el Paseo Nuevo de San Sebastián, ETA colocó en el maletero de un coche robado una bomba con 50 kilogramos de amonal y 60 de metralla. Ocho horas fue el tiempo que necesitaron los TEDAX para desactivar ese explosivo.Los integrantes de este grupo batieron un récord que probablemente no pasará al Guinnes pero que ha servido para comprobar la resistencia de una persona que se ve sometida a una tensión cuando tiene que llegar a desactivar el explosivo descartando cualquier otra posibilidad.

De haberse activado, quema do o lanzado al agua el coche bomba, el hecho hubiese provocado importantes daños personales y materiales. Uno de los agentes que participó ese día en la desactivación de la bomba rebajó en cuatro kilos su peso normal.

Del coche bomba colocado en cualquier lugar, y que en el caso de que el artefacto no se desactive cause muertes de forma indiscriminada, al envío por correo de una bomba hay un salto, un trayecto que supone un riesgo menor para el terrorista que tan sólo tiene que depositar el paquete en la estación de Correos.

Textos con explosivos

El industrial Joaquín Aperribay recibió esa misma semana en su domicilio un paquete en cuyo interior se encontraba un libro con teniendo 350 páginas de texto y un explosivo.Las sospechas del industrial que dos meses atrás fue objeto de otro atentado, reivindicado por ETA, en el que falleció Gregorio Caño, chófer de la empresa SAPA, le llevaron a no abrir el paquete y avisar a la policía. Los integrantes del TEDAX lograron neutralizar el explosivo después de cinco horas. Los técnicos que pertenecen a este grupo manifiestan que "no es el dinero lo que hace que estemos aquí, son elementos como el riesgo y la vocación lo que influye a la hora de elegir este trabajo".

El sueldo que perciben no supera las 150.000 pesetas al mes entre 20.000-25.000 pesetas más que un agente policial que no se haya especializado.

'Centrar la mente'

Según relatan, desde el momento en que se recibe un aviso de bomba "el cuerpo adquiere un mecanismo de defensa que te permite olvidar tus circunstancias personales y centrar tu mente en poder llegar a desactivar el explosivo que tienes frente a ti"."Creo que esa circunstancia se presenta siempre que te enfrentas con situaciones de alto riesgo en las que no sabes si vas a salir por los aires o si vas a encontrar la solución al problema de manera inmediata", añade J. C., uno de los jefes del grupo.

Aseguran que en los últimos tiempos los comandos de ETA se han ido especializando más en cuestión de explosivos. "Cada vez son más técnicos, aunque eso no signifique que puedas encontrarte artefactos mal colocados lo que supone que la dificultad se encuentre precisamente ahí". Para algunos de los que forman parte de este grupo, "el desarrollo de todo criminal suele ser más rápido que el policial, lo que te obliga a estar en continua evolución".

Señalan que "nos hemos encontrado con verdaderas obras de arte en materia de explosivos por eso nunca puedes olvidar cuando te enfrentas al enemigo que es tan inteligente como tú y que siempre tratará de incrementar las dificultades".

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Periodista. Trabajó en EL PAÍS entre 1985 y 2021, tanto en la redacción de el País Vasco como en Madrid. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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