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Entrevista:

Ozal: "Entrar en la CE no es cuestión de vida o muerte"

La integración en Europa "es una maratón, no una carrera de 100 metros", dice el primer ministro turco

"Entrar en la Comunidad Europea no es para Turquía una cuestión de vida o muerte", asegura desde su despacho de Ankara el primer ministro turco, el conservador Turgut Ozal, de 62 años, que hoy inicia una visita oficial de dos días a España. Pese a que la respuesta a la petición oficial de integración plena en la CE lleva haciéndose esperar más de dos años, el pragmático dirigente afirma que no ha perdido la paciencia, porque sabe que se trata de "una maratón, no una carrera de 100 metros", y hace notar que lo importante no es el calendario concreto, sino el principio de la aceptación. Ozal considera que si su país continúa por el rumbo actual de liberalización económica y desarrollo democrático dentro de 10 o 15 años estará en condiciones de ser ya un invitado y no un pretendiente.

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Ozal recibe al enviado especial de EL PAÍS en su despacho oficial, en la calle de Necatibey, en Ankara, rodeado de cuatro de sus jóvenes asesores. Es domingo y, al parecer, se ha pasado toda la tarde trabajando. Se diría que está más en forma que hace seis meses, cuando aún no se había recuperado totalmente de sus problemas cardiacos y oculares y cuando los sondeos le auguraban unos discretos resultados en las elecciones locales, que finalmente fueron catastróficos.

Pregunta. ¿Cuál es el objetivo de su viaje a España?

Respuesta. Esta visita es la primera de un jefe de Gobierno turco desde la efectuada por Menderes en 1959, y constituye una magnífica oportunidad para fortalecer la cooperación bilateral, conocer al pueblo español, a sus gobernantes y empresarios y mejorar los lazos económicos y políticos.

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P. Turquía parece especialmente interesada en la cooperación en el terreno militar.

R. Efectivamente. El más importante proyecto en este campo es el de la eventual fabricación de aviones de transporte ligero para el Ejército en cooperación con la empresa española CASA. La decisión final aún no se ha adoptado y se producirá en los próximos dos o tres meses. Aprovecharé mi viaje a Madrid para visitar las instalaciones. Pero también hay otros campos en los que podemos trabajar juntos, como el turismo o la construcción de barcos.

P. ¿Cree usted que España pueda ayudar a Turquía a entrar en la CE?

R. Sí. Son dos países mediterráneos con muchas cosas en común.

P. Usted me dijo hace seis meses que el 13 era el número de la suerte en Turquía y que su país sería el socio número 13 de la Comunidad. Pero ha surgido un rival fuerte, Austria. ¿Está empezando su Gobierno a perder la paciencia?

R. No. Sabemos que ésta no es una carrera de 100 metros, sino una maratón.

P. ¿Existe el riesgo de que una respuesta no satisfactoria despierte sentimientos antieuropeos en Turquía?

R. No lo creo, aunque tal vez tuviese algún efecto que ahora mismo no sabría predecir. Pero tenga en cuenta que el proceso de occidentalización no se ha puesto en marcha simplemente porque queramos entrar a la CE. Seamos o no miembros de la Comunidad, continuaremos con el actual rumbo de la economía; en busca de mayor eficiencia y competitividad, en línea con el mercado único. Y en el terreno político, seguiremos marchando hacia un sistema democrático y libre. Ciertamente, nuestro deseo es entrar en el Mercado Común, pero tampoco es una cuestión de vida o muerte.

Poder regional

P. Es la primera vez que le oigo admitir la posibilidad de que Turquía no llegue a integrarse en la CE.

R. Si mi país continúa con el rumbo actual, en política y economía, dentro de 15 años no será ya un pretendiente, sino un invitado. Turquía, a finales de siglo, será un fuerte poder regional, con más de 70 millones de habitantes, el mayor país de Europa; y con una población muy joven, al contrario que los otros Estados de la CE, que sufren un envejecimiento progresivo. La cuestión es: si la Comunidad nos trata como iguales entraremos en el club. Y el calendario concreto no es lo importante, lo importante es el principio de la aceptación. Todo lo demás puede ser discutido y no nos mostraremos impacientes porque eso se tome su tiempo.

P. Ahí va, otra vez, la pregunta inevitable. ¿Hasta cuándo seguirá el sistema político turco siendo considerado insuficientemente democrático por muchos países comunitarios?

R. ¿Cuál era el nivel de democracia en Alemania en los años cincuenta? ¿O en España, o en Grecia, en los sesenta y los setenta?

P. Pero ni España ni Grecia eran miembros de la CE.

R. Cierto, pero la noción de democracia cambia con rapidez, de un día para otro. En los setenta, cuando las críticas se dirigían contra Grecia y España, nadie en Europa objetaba la democracia turca. Tiene usted que tener en cuenta que mi país, como el suyo, ha tenido que superar una dictadura, un régimen militar, y evolucionar hacia un sistema democrático que, por otra parte, existía desde 1950. Con altos y bajos. Puedo asegurarle algo: el derecho de la gente a pensar, asociarse, decir o escribir libremente se ha establecido en Turquía sin ninguna clase de limitación en los últimos seis años, y éste es el único país democrático entre los países en vías de desarrollo.

P. ¿No es una grave anomalía que el partido comunista siga estando fuera de la ley?

R. ¿Cuánto tiempo estuvo prohibido en su país? Desde la guerra civil hasta...

P. Hasta el restablecimiento de la democracia.

R. Conozco el caso español, pero ¿cuál es el nuestro? El de numerosas guerras con Rusia, casi desde el siglo XVI, dos o tres por siglo. En un determinado momento, existió el riesgo de que el comunismo llegara a Turquía a través de una invasión soviética. Mire el mapa, tenemos una larga frontera con la URSS. Por ello, Atatürk y los dirigentes que le sucedieron optaron por prohibir el comunismo. Si la revolución soviética hubiese triunfado en el Reino Unido en lugar de en Rusia, no existiría este problema. Porque, además, estoy convencido de que si el partido comunista se legalizara, para lo que habría que modificar la Constitución, no obtendría más del 7% de los votos.

P. ¿Considera usted esa posibilidad?

R. Tal vez. Yo sugerí hace unos meses elaborar una nueva Constitución, más corta que la de 1982 [la enseña; es un librito rojo de respetable tamaño]. ¿La ve usted?. [Pasa una pequeña parte de las hojas] Con esta parte sería suficiente. El texto actual es un acercamiento negativo. Lo que no está escrito aquí, no se puede hacer. Yo propuse algo completamente opuesto: escribir tan sólo lo que el Estado no puede hacer contra el pueblo, las limitaciones a sus poderes y los del Parlamento, los derechos fundamentales. Con una Constitución de este tipo no tendría por qué haber limitaciones a ciertas ideologías.

El obstáculo de Grecia

P. Grecia sigue siendo un grave obstáculo a las aspiraciones turcas. El espíritu de Davos ya no existe porque Papandreu está fuera del Gobierno, pero ¿puede hablarse del espíritu de Antalia tras su entrevista con Mitsotakis, el líder conservador griego?

R. Le he visto muchas veces, porque su partido, como el mío, es miembro de la Unión Democrática Europea. Nos conocemos bien, pero de momento es sólo el líder de Nueva Democracia. Si llega a dirigir el Gobierno, volveremos a hablar.

R. Hace una semana, su Gobierno advirtió, sin nombrarlos, u Irán, Siria e Irak que podría adoptar drásticas medidas si se seguían produciendo desde su territorio infiltraciones de la guerrilla separatista kurda. ¿Cómo fue recibido el mensaje?

R. Creo que muy bien. Los embajadores vinieron al Ministerio de Exteriores y se habló con ellos del problema. Estos terroristas encuentran refugio en esa zona, pero también en algunos países europeos democráticos.

P. ¿Considera su Gobierno la posibilidad de crear una zona tampón, vacía, en la frontera?

R. No. Sí se controla la, frontera, esto no es necesario. Y nosotros la controlamos.

P. ¿Cual es la situación en los campos que acogen a refugiados kurdos huidos de Irak?

R. Son unos 35.000, alojados en tres campos, y que viven unos en edificios y otros en tiendas. Sus condiciones están mejorando sensiblemente.

P. ¿Se han investigado las denuncias de envenenamiento masivo de estos refugiados?

R. No se ha encontrado prueba alguna de que existiera ninguna mano criminal. Fue una intoxicación alimentaria que podría haber ocurrido en cualquier otro sitio.

P. Volviendo ahora la vista hacia otra frontera conflictiva, la búlgara, ¿por qué ha cambiado su política inicial de aceptar a cuantos miembros de la minoría turca de Bulgaria llegasen, y ahora se restringe este éxodo?

R. Es que, en menos de tres meses, llegaron más de 300.000 personas...

R. ¿Y por eso cerró ]a frontera?

R. No lo hice. Sólo implanté la necesidad de un visado, y desde entonces sólo han llegado unos centenares más.

Más información en página 15

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