El PCUS y la socialdemocracia
KAREN BRUTENTSEste año se ha cumplido el centenario de la II Internacional, fundada en julio de 1889. La historia de la II Internacional es, sin duda, toda una época en la vida de la clase obrera y en el movimiento socialista internacional. Fue la primera experiencia del movimiento masivo de los trabajadores, que rebasa notablemente el marco nacional y regional.
Creo que el mérito más importante de la II Internacional consiste en asegurar la cooperación entre las fuerzas principales del movimiento obrero en la lucha común por los intereses de los trabajadores. Su aporte a la teoría y la práctica de la Internacional la hicieron los partidos obreros de todos los países, sobre todo la socialdemocracia alemana, y, desde comienzos del siglo XX, el ala revolucionaria de la socialdemocracia rusa, encabezada por Lenin, participante activo en las labores de la II Internacional y miembro del Buró Socialista Internacional.
Así pues, las dos corrientes actuales del movimiento obrero -comunista y socialdemócrata- son herederos de la II Internacional. Por ello, el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) considera necesario recordar su centenario. En el seminario científico celebrado en Moscú con motivo de esta fecha conmemorativa, y en el que participaron científicos y políticos representantes de partidos comunistas, socialistas y socialdemócratas, la discusión se centró en cuestiones tales como la utilización de la histórica experiencia del movimiento obrero para la solución de los problemas actuales, la necesidad de elaborar una concepción moderna del socialismo o las posibilidades y formas de cooperación entre diversas corrientes en el movimiento obrero. Lo más importante, quizá, es que el encuentro volvió a demostrar el carácter fructífero del intercambio de opiniones entre representantes de los partidos obreros, comunistas y socialdemócratas.
Históricamente, las relaciones entre comunistas y socialdemócratas han vivido distintos períodos, entre ellos, algunos muy tensos. Y ambas partes tienen culpa de ello. Pero los tiempos cambian, al igual que cambian las circunstancias y, en fin, las gentes, los líderes. Desde mediados de los años setenta, estas relaciones comenzaron a descongelarse, valga la expresión. Pero el viraje crucial se produjo en los últimos años.
Cae de su peso que se ha modificado no sólo nuestra actitud hacia la socialdemocracia, sino también su actitud hacia nosotros. Sus posiciones políticas experimentaron una evolución notable. El papel clave lo ejercieron aquí, repito, la nueva situación internacional, la nueva política soviética y el desarrollo de la propia socialdemocracia.
Recientemente, por primera vez en toda la historia de la Internacional Socialista, representantes del PCUS participaron, en calidad de observadores, en las labores del 18º Congreso de la Internacional Socialista, celebrado en Estocolmo. Este hecho ya significa mucho, al igual que el mensaje de salutación dirigido por el Comité Central del PCUS al congreso, en el que se destacaba, entre otras cosas, la gran importancia que asigna nuestro partido al aporte que la Internacional Socialista y sus partidos han hecho y hacen a la actividad encaminada a reducir el armamento y a fortalecer la estabilidad internacional.
En nuestra opinión, el congreso será un hito importante en el desarrollo de la Internacional Socialista. Prueba de ello es la nueva Declaración de Principios (programa) de esta organización, aprobada en el foro de Estocolmo. Cabe señalar que este documento aventaja a, la Declaración de Francfort, de 1951, ya que no tiene huellas de guerra fría, parte en gran medida de la aspiración de encontrar soluciones a los problemas globales que afronta nuestro mundo, en cambio vertiginoso, y coincide con los principios de la nueva mentalidad politíca en algunos de sus planteamientos más importantes.
Hay quienes afirman que la ideología socialdemócrata se ha hecho ahora la más atractiva para, los países del Tercer Mundo, pero creo que esta conclusión es algo precipitada. Actualmente en esos países prevalecen con frecuencia formas ideológicas distintas, según el nivel de relaciones sociales y de conciencia social que se alcance. Creo que el hecho de que la representación en la Internacional Socialista se amplíe, atrayendo partidos desde otras regiones, se adelanta al proceso de desarrollo de la socialdemocracia en esas regiones en el sentido lato de la palabra y al de propagación de la ideología socialdemócrata. Por ejemplo, muchos partidos latinoamericanos de que se trata a duras penas podrán calificarse como socialdemócratas. Tampoco en su región llevan la voz cantante.
Por otra parte, no puede darse una respuesta categórica a la interrogante de si, hoy por hoy, la ideología socialdemócrata tiene el mayor ascendente entre la población de Europa Occidental. Al menos, las recientes elecciones al Parlamento Europeo han mostrado que el relativo equilibrio que existe desde hace 2-3 años entre la influencia política del neoconservadurismo y de la socialdemocracia va cambiando a favor de esta última.
Es posible que esta tendencia se deba, en cierto grado, a la exacerbación, acentuada en el 18º Congreso de la Internacional Socialista, de la crítica al capitalismo y a los postulados neoconservadores del mercado común. El retroceso de la ola neoconservadora, que puso al desnudo los problemas del capitalismo pendiente de solución y, en parte, agravados, ha movido a los socialdemócratas no sólo a agudizar la crítica contra el neoconservadurismo, sino también a abogar con mayor decisión en defensa de la justicia social y hablar con más espíritu constructivo sobre el socialismo.
Pienso que los socialdemócratas, al establecer contactos con nosotros, no recurren a una componenda ideológica. Lo que sí hay es respeto a las realidades y la conciencia de que nuestra perestroika cambia radicalmente y sanea el clima internacional. El Congreso de Estocolmo mostró un interés excepcional de la socialdemocracia hacía el actual proceso que vive la URSS y hacia la reforma en otros países socialistas. La enorme repercusión positiva de la perestroika en la situación internacional ha provocado una amplia resonancia. Es sugestivo que desde la tribuna del congreso Willi Brandt haya saludado la presencia de representantes de la Unión Soviética, a quienes denominó como "gente que, junto con Mijail Gorbachov, trabaja en los problemas de la perestroika". Fueron categóricas las declaraciones hechas, por ejemplo, por el líder de los laboristas británicos, Kinnock; por Bahr, uno de los destacados líderes del PSDA; por Sorsa, presidente del Parlamento finlandés, y por otros, en el sentido de que en el actual período crucial de transición en que se halla la perestroika, la socialdemocracia le debe brindar ayuda activa, ante todo contribuyendo al desarme para ahorrar recursos
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