Bulerías para Chamaco
La torerísima actuación de Chamaco en Aranjuez provocó en los tendidos algo tan insólito en tierras madrileñas como las palmas por bulerías. Y es que el público, al que puso en pie en muchas fases de sus faenas, vibraba con las fibras sensibles de su alma y no sabía ya qué hacer en agradecimiento a Chamaco, cuyo toreo rezumaba empaque, sabor y cante der güeno.
Dicho esto, para establecer un juicio exacto de la auténtica conmoción cerebral (en los cerebros de los espectadores, incapaces de aguantar el torrente de sentimiento que el novillero transmitía desde la arena) hay que señalar de inmediato que los novillos eran las cáncanas abecerradas e impresentables en un festejo picado. Los que se lidiaron 24 horas antes por tres chavalines de escuela, en una becerrada que se anunciaba como tal, eran mucho mayores, y uno de ellos propinó una cornada muy grave a Joselito Rey, de la que afortunadamente se va recuperando. Parecía que en la imprenta se habían equivocado anunciando la becerrada el día de la novillada con picadores y viceversa.
González / Jesulín, Agudo, Chamaco
Novillos de Manolo Gómez, terciadísimos y bravos, excepto 6º. Jesulín de Ubrique: dos pinchazos sin soltar, pinchazo bajo y seis descabellos (aviso y división); pinchazo sin soltar, estocada desprendida y dos descabellos (vuelta). Regino Agudo: estocada desprendida, estocada atravesada baja y seis descabellos (división); pinchazo, estocada atravesada y descabello (oreja). Chamaco: estocada trasera (dos orejas); estocada atravesada, estocada trasera tendida y estocada perpendicular (vuelta). Plaza de Aranjuez. 2 de septiembre. Tercera corrida de feria.
Menos mal que los cenceños novillitos salieron con bravura y suplieron en parte su descaradísima falta de trapío. Huracán Chamaco provocó el delirio desde que se abrió de capa para asombrar con la calidad, variedad y temple de sus suertes en los dos enemigos. Con el señuelo escarlata, en su primer novillito, se superó sí cabía. Comenzó de hinojos citando desde 40 metros para, aguantando el arreón, sacarle el pase cambiado, al que siguieron dos tandas de limpios y suaves redondos.Naturalidad y madurez
En todos los pases que desgranó a continuación, el hocico de su enemigo acariciaba los últimos y majestuosos vuelos de la muleta, pero nunca la alcanzaba, pues Chamaco, con una naturalidad y madurez increíbles, lo llevaba inverosímilmente largo hasta rematar junto a la cadera. La ligazón también fue perfecta, como la técnica. Pero ambas se olvidaban porque sublimando su propia perfección, el sentimiento de este diestro, que a la vez parece un témpano por su tranquilidad, afloraba lágrimas en los ojos de los afortunados espectadores. Transformó la mansedumbre del sexto y lo enceló con un toreo en el que había que extraer los pases. Los extrajo y de nuevo surgió el prodigio, aunque falló con la espada.
Sus compañeros de tema, entonados, tuvieron que sufrir el agravio de la comparación. Jesulín de Ubrique toreó con mando, temple y ligazón, las manos muy bajas y según los cánones. El local Regino Agudo, desigual en su primer animalejo, se superó en el otro y brilló con un toreo de clase.
Pero la atención, el embrujo y las bulerías eran para Chamaco. Revulsivos así necesita la situación amorfa y mediocre de la fiesta. Si lo que hizo a esos novillitos es capaz de repetirlo con el de verdad, acaba con el cuadro. Con el cuadro y con el Museo del Prado.
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