La guerra que tuvimos que ganar
Hace 50 años, Adolfo Hitler se inventó un grotesco incidente para justificar el ataque de Alemania contra Polonia. Empezó así un conflicto que segó 50 millones de vidas y expandió la destrucción por todo el mundo, de las arenas de los desiertos a las tundras árticas y las junglas de Asia. Es imposible no asociar la II Guerra Mundial con el bombardeo de Pearl Harbour, las cremaciones de Auschwitz y las ruinas de Hiroshima. Así pues, ¿por qué llamarla la buena guerra? La guerra de liberación ericerró a millones de europeos del Este bajo el domínio de Gobiernos comunistas. Es imposible justificar la repatriación a la Unión Soviética de dos millones de exiliados antisoviéticos, incluidos los rusos emigrantes zaristas. ¿Fue una buena guerra? La cuestión implica una elección, y no la hubo. Tuvimos que hacer la II Guerra Mundial y tuvimos que ganarla. 1 de septiembre
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