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Pascual y Larsa rompen el pacto de las industrias lacteas frente a los ganaderos

Las empresas Pascual, burgalesa, y Larsa, gallega, han hecho ofertas a ganaderos de diferentes zonas del Norte, que actualmente entregan su leche a otras industrias, para suscribir nuevos contratos de venta con estas firmas. Esta actuación supone la ruptura del pacto tácito que existía entre el conjunto del sector.

El pacto de caballeros vigente entre las empresas suponía la renuncia a las luchas entre sí por arrebatarse el suministro de ganaderos y proveedores de la competencia.La situación de bloqueo a la libertad del ganadero para elegir libremente la empresa compradora ha sido denunciada reiteradamente por las organizaciones agrarias. Según fuentes ganaderas, parece que representantes de otras firmas ya han girado también visitas a otros grupos de ganaderos para hacerse con sus producciones.

La libertad de mercado para poder ofertar la leche a una u otra empresa ha sido una de las reivindicaciones y denuncia más importantes hechas por los ganaderos de leche de vaca en los últimos meses. La posibilidad de elegir y cambiar de industria se consideraba como uno de los principales instrumentos para recuperar los precios en origen y la competencia en el mercado.

En la campaña anterior, cuando se temía el funcionamiento de un mercado a la baja en los precios de la leche, el recorte de la cabaña y las posibilidades de exportar el producto en polvo a Holanda hicieron que los industriales iniciasen una guerra de rutas y de proveedores. Ello hizo que se firmasen contratos a precios superiores a las 50 pesetas y que los ganaderos cambiasen de empresa en sus suministros.

Los resultados parece que no favorecieron a los industriales. Un año más tarde, las condiciones del mercado han variado sensiblemente. Se ha llevado a cabo un aumento en el censo de vacuno para leche, especialmente en zonas del Sur, y no han sido posibles las exportaciones. A pesar de ello, y para evitar la subida de precios, los industriales no solamente decidieron pagar el mínimo fijado por el Ministerio de Agricultura en 37 pesetas, sino que además se pusieron de acuerdo para evitar la movilidad de los ganaderos. Ello suponía que un ganadero, aunque no mantuviera contrato con una firma, no podía variar sus ventas a otra empresa. Pese al compromiso de precios a la baja, en el conjunto de las empresas del sector hubo algunas, como Pascual y Larsa, que han mantenido unas cotizaciones sensiblemente superiores a sus ganaderos.

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