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Los últimos destellos de los maestros vanguardistas

La Fundación Maeght, de Saint Paul de Vence, cumple 25 años con una muestra de últimas obras

La extrema diversidad y la total libertad alcanzadas por algunos de los principales maestros de las vanguardias pictóricas de este siglo al final de sus vidas es el nexo de unión entre los 124 cuadros de 24 artistas reunidos en la exposición La obra última. De Cézanne a Dabuffet, con la que la Fundación Maeght, de Saint Paul de Vence (Francia), celebra este verano su primer cuarto de siglo. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 4 de octubre. La Fundación Maeght fue instituida, en 1964, por el galerista y mecenas Aimé Maeght, con la cooperación de creadores como el arquitecto Josep Lluís Sert, que construyó el edificio, o artistas como Joan Miró, Marc Chagall, Georges Braque y Alexander Calder.

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Una fundación precursora y ejemplar

La obra última. De Cézanne a Dubuffet es el título de la muestra con la que la Fundación Maeght celebra su primer cuarto de siglo. La exposición reúne una cantidad variable de obras de los 24 artistas representados, hasta un total de 124 cuadros. La intención de la exposición es, según explicó a este diario el director de la fundación, Jean Louis Prat, "poner de manifiesto que, en el caso de estos pintores hay un período de la vida en el que las obras adquieren una nueva dimensión de emoción y de libertad".Paul Cézanne y Jean Dubuffet son los dos artistas que enmarcan el período pictórico que abarca esta muestra. Entre ellos, todos los grandes innovadores de la primera oleada vanguardista: Picasso, Miró, Henri Matisse, Max Ernst, Paul Klee, Vassily Kandinski, Georges Braque, René Magritte, Claude Monet, Edgard Degas, Auguste Renoir, Paul Gauguin y otros creadores relevantes por sus aportaciones innovadoras y su influencia en el arte vivo, como Alberto Giacometti, Piet Mondrian, Georges Rouault, Kurt Schwitters, Max Beckmann y Asger Jorn. Un poco entre paréntesis y como inmediato antecedente de las grandes transformaciones vanguardistas, los organizadores han incluido a Gustave Moreau en la selección. "Moreau hubiera podido figurar en lugar de Cézanne en el título", explica Jean Louis Prat, "ya que era más viejo que aquél e introdujo el extraña miento de la modernidad en su pintura y los símbolos que evoca remiten a ámbitos poco explorados por el arte de su tiempo. Influyó a muchas generaciones de artistas".

Como es habitual en las ex posiciones de la Fundación Maeght, La obra última se caracteriza por la cuidadísima y completa selección de obras y por el acceso de los responsables de esta institución a colecciones particulares que no suelen prestar sus fondos. Así, entre las 124 obras expuestas las hay procedentes de lugares tan dispares como el museo Ermitage de Leningrado, colecciones particulares de Texas, Nueva York o Saint Moritz, o museos franceses desde el centro Pompidou de París hasta pequeños museos regionales o especializados en un solo pintor, pasando por los propios fondos de la Fundación Maeght.

"¿Qué puede haber de común entre Cézanne, Gauguin, Braque, Mondrian, Chagall, Matisse, Picasso, Miró o Dubuffet? Nada, como no sea una libertad total, una libertad deseada y vivida que ilumina parcialmente el misterio de sus creaciones", explica Jean Louis Prat. "Esta exposición no intenta descubrir los secretos de cada uno de los pintores; se trata más bien de describir los caminos que hallan después de múltiples investigaciones hasta llegar a esta fase, culminación de sus vidas", añade el director de la fundación.

Panorámica

Esta exposición no es, por lo tanto, una muestra de últimos cuadros de los distintos pintores. Hay, desde luego, varias obras que fueron la última realización de sus autores, pero la selección ha concentrado sus esfuerzos en ofrecer una panorámica de los últimos períodos creativos de cada uno de los artistas. Entre las obras expuestas destacan algunas que marcaron un hito en la trayectoria de los artistas, coincidente con sus últimos períodos creativos, por ejemplo las obras de Paul Gauguin posteriores a su último viaje a Oceanía, como El brujo (1902), o Las ninfeas (1914-1917) y Los iris amarillos (1924-1925) de Claude Monet.Algunos de los cuadros, como Un paisaje (1892) de Degas revelan una súbita ruptura con anteriores métodos del artista y una reencontrada libertad de formas y colores. En otros casos, como el de Chagall, cuadros como La gran parada (1979-1980) o La cabalgada (1982), evidencian la serena continuidad del artista en los motivos pictóricos de toda su vida. Las últimas obras de Braque, por el contrario, muestran una creciente intensidad y una progresiva simplificación de medios y de colores con una importancia cada vez mayor del negro: es el caso de obras como Los pájaros negros (1956-1957) o El eco (1956).

Los dos artistas españoles representados en la exposición son Picasso y Miró, conservaron e intensificaron la potencia de sus coloraciones y motivos hasta el final de su vida. Ésta es la sensación que producen cuadros como Personajes y pájaros en la noche (1973) de Miró, o El matador (1970) de Picasso. Son dos de los artistas con un mayor número de obras en esta exposición; del primero hay siete cuadros y del segundo diez.

Entre las piezas especialmente conocidas de esta muestra de obras últimas cabe destacar el Desnudo en la bañera (1937) de Pierre Bonnard procedente del Museo de Arte Moderno de París, o El interior gris (1940) y El interior amarillo (1942) del mismo autor, pertenecientes a sendas colecciones particulares de Estados Unidos y Francia.

Matisse es uno de los pintores de los que se expone la última obra realizada en su vida. Se trata de Desnudo con naranjas (1953) procedente de una colección particular norteamericana. Otros dos Matisse de la última época especialmente famosos y también expuestos en la Fundación Maeght son Katia con vestido amarillo (1951) y La cabellera (1952), en la que el artista empleó sólo papel recortado, como es distintivo de sus últimas producciones.

En general, las obras que el visitante puede ver en esta muestra de producciones tardías de los grandes innovadores de las primeras vanguardias del siglo XX, remite a la frase de André Malraux que comentaba que "si los grandes pintores llegan a descubrir lo que es la ancianidad, sus pinturas no la conocen".

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