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FERIA DE ALMERÍA

Casta

A los toros con casta no se les puede, simplemente, pegar pases. Hay que torearlos. Naturalmente, el toro con casta lo probable es que no le dé cuartel al torero para dar el siguiente pase. Ahí no cabe el garbeo entre pase ni pase, ni mirar al vendedor de avellanas. O se remata bien, o el pase siguiente no hay quien se lo pegue.Los tres primeros toros de Algarra tuvieron casta, y también tuvieron nobleza. El cuarto era cojo, y el presidente se empeñó en mantenerlo en el ruedo, ante una monumental bronca de público, con arrojo de toda clase de proyectiles. Desde las inofensivas naranjas hasta las más agresivas botellas de cerveza.

Naturalmente, este suceso ocurrió después de la merienda. Hay apuestas sobre si antes también hubieran sido arrojadas al ruedo.

Algarra / Esplá, Nimeño, Mendes

Cinco toros de Luis Algarra, muy bien presentados, encastados y sobrero (52) de José Vázquez, manso. Luis Francisco Esplá: bajonazo (pitos); bajonazo (silencio). Nimeño. estocada delantera y caída (vuelta); estocada caída (ovación). Víctor Mendes: estocada (palmas); pinchazo, cinco descabellos (palmas). Plaza de Almería, 25 de agosto. Quinta corrida de feria.

Por lo tanto, a ese toro no se le vio, pues Luis Francisco Esplá, aprovechando que el tren pasa por Medina del Campo, trasteó con precauciones y lo mató de un bajonazo. Salió el quinto toro, y tras varias carreras y algún encontronazo en el burladero, empezó también a cojear, aunque menos visiblemente. Se aprestó el presidente a devolverlo, olvidándose, inocente de él, que ya el público había agotado la munición. El sexto fue manso.

No la 'tonta del bote'

Esplá desaprovechó la nobleza de su primero, que metía la cabeza con fijeza. Naturalmente no era la tonta del bote, y como dicen los taurinos "había que hacerle las cosas muy bien".El primero de Nimeño, que también tenía casta, llevaba la cabeza con menos fijeza, y había que hacerle las cosas todavía mejor que a los anteriores. El francés le dio numerosos pases sobre ambas manos, sin la menor limpieza, pues le tropezó la muleta reiteradamente. Estuvo claramente por debajo de las cualidades de su enemigo. El sobrero, del ganadero colmenareño José Vázquez, no tenía fuerza y además era manso. Nimeño le dio un sinfin de pases vulgares, sin ton ni son.

Víctor Mendes tampoco pudo con su primero. No lo enceló en ningún momento en la flámula. En el sexto, que era manso y tenía dos pitones serios, Mendes estuvo valiente y consiguió robarle algunos muletazos con cadencia.

En las corridas de banderilleros, el público quiere ver parear a dos espadas en todos los toros cuales quiera que sean sus condiciones. Al no hacerlo ni en el cuarto ni en el quinto, hubo general enfado. En los cuatro que banderillearon, lo hicieron con espectacularidad y poca ortodoxia. ¿Por qué no saldrán alguna vez de la suerte simplemente andando?

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