Apoteosis de Camarón
El suspense Camarón se mantuvo hasta el últinmo minuto, es decir, hasta las 0. 12, cuando le present,aron albarozados: "Camarón ya está aquí". Las férreas cubiertas diel Mercado, Viejo de La Unión, templo del Festival Nacional del Cante de las Minas, temblaron sabre el clamor del público, unas 1.000 personas a 2.500 y 3.000 piesetas la entrada. Y entonces aún hube, que esperar, porque el cantaor tenía que afeitarse y ponerse el traje de actuar. El coinalenzo de la velada estaba programado para las 22.30.Son algunas de las cosas que pasan con Camarón. Se había anunciado que no venía a La Unión, y hubo gente que devolvió las entradas adquiridas. Y el mismo, lunes, a las diez, una llamada telefónica del representante comunicaba que el de la Isla se ponía en camino. A las 23.30 salió a cantar El Pele y Camarón no había llegrado ni se sabía nada de él; los responsables de la organízación se hallaban al borde del infarto, pues ya en alguna ocasion anterior Camarón había dado plantón aquí.
29º Festival Nacional del Cante de las Minas
Cante: El Pele y Camarón. Toque: Vicente Amigo y Tomatito. La Unión, Murcia, 14 de agosto
Pero, por fin, Camarón llegó. Y arrasó, porque tuvo una actuación memorable. Cantó con ganas, con fuerza, rompiéndose, derramando a raudales los duendes y las esencías de su mejor cante, secundado por el toque de un Tomatito también inspirado. Fueron 45 minutos de gloria que añadir a un hístorial donde páginas así no han sido raras, aunque ahora ya sean infrecuentes.
Y el público le escuchó en pieno delirio, jaleándole clamorosamente, celebrando de manera estentórea cada ¡ay! suyo, casi en trance de histería. El éxtasis, la apoteosis.
El Pele y Amigo no tuvieron suerte. Un sonido atronador, brutal, que rebotaba cante y toque haciendo de todo ello un pastiche insoportable, agravado por el barullo del público camaronero, siempre inquieto y bullicioso, frustró una actuación que pudo ser también importante, pues honestamente creo que ellos lo hicieron muy bien. Pero no nos llegó ni un pálído reflejo de su calidad ni de su arte, aunque la audiencia les aplaudiera asimismo con entusiasmo, como si se hubieran enterado de todo.
Babelia
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