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El indulto

Se está cociendo el indulto a los militares argentinos, y recomiendo a todos los estómagos sensibles del universo que se preparen a tragarse el sapo. Menem quedará como el responsable de un acto de cobardía histórica, de lo que en lenguaje castrense preconciliar se llamaría bajarse los pantalones. Pero Menem no va a estar solo en el momento de tomar esta medida. Va a tener detrás a buena parte del partido peronista y, lo que es más grave, a buena parte de la población argentina, que prefiere ver a los militares indultados que sublevados. Y sobre todo va a disponer del establishment, ese bloque de poder económico y social que no sólo fue en su día cómplice principal del golpe militar, sino que lo administró en su provecho y ahora sigue siendo oligarquía sin tenei ni un desaparecido ni un torturad( en la conciencia.Ese bloque dominante ha salidc de los vergonzosos años de El Pro ceso con beneficio. Ni siquiera par ticipa hoy en la bancarrota del país porque esta gente sabe exportar sui capitales a tiempo y dispone de bie nes sólidos, no sujetos a las aritmé ticas caseras cotidianas de una in fiación de sainete. Otros se han en suciado las manos y las caras, mientras ellos se aprendían a Borges de memoria y están al día de lo que s( lleva en Nueva York, París, Milán o Malasaña, por citar capitales complementarias de la cultura universal

Frente a estos matarifes por de legación, no hay poder conocid( que les ladre, y sólo las familias di rectamente afectadas por la barba rie de El Proceso van a desgañitarse inútilmente, en el marco de una so ciedad civil amedrentada por si propia bancarrota. Así, la proclama de la reconciliación nacional sofocará la evidencia de que van a reconciliarse los asesinos con los que ya están asesinados. Una reconcialiación a todas luces desigual, pero el sapo1 es un animal que se presta a mil recetas, y ninguna como la de cocid al vapor de las lágrimas de la impotencia.

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