Un preso pide que asesinen al director de una cárcel
Funcionarios de la prisión Salto del Negro, de Las Palmas, interceptaron la semana pasada una carta enviada por uno de los cinco etarras recluidos en la misma a otro miembro de dicha organización que se encuentra en un centro penitenciario de la Península, en la que recomendaba el asesinato del director de la cárcel canaria, Miguel Ángel Rodríguez Ortiz. Este no pudo ser localizado ayer, al estar disfrutando de sus vacaciones. Un portavoz de los funcionarios encerrados en las oficinas de Salto del Negro tras la muerte, el pasado viernes, de la madre de uno de sus compañeros, Dionisio Bolívar, señaló a este periódico que la misiva,descubierta en el control rutinario de la correspondencia de los etarras, se suma a otras amenazas similares contra directores de distintas prisiones españolas. No obstante, la citada fuente considera que este es un nuevo caso, que se produce de forma aislada y que puede tener una connotación personal. En la carta se decía que al director de Salto del Negro debería ocurrirle lo mismo que al médico de la prisión de El Puerto de Santa María (Cádiz), que murió víctima de un atentado de ETA hace varios años. Rodríguez Ortiz no se caracteriza, según los funcionarios, por aplicar medidas más severas a los etarras que en el resto de las cárceles españolas, pero éstos se quejan de no gozar de los privilegios que habían conseguido en épocas anteriores. Salto del Negro fue uno de los centros penitenciarios en los que se recibió recientemente una comunicación de Herri Batasuna instando a los responsables de la prisión a conceder un trato preferencial a los etarras.
En Las Palmas se encuentra uno de los históricos de ETA, Juan María Tapia Irujo, miembro del primer comando Madrid, quien fue juzgado por la muerte de tres guardias civiles en Azpeitia (Guipúzcoa). Él y otros cuatro etarras, Juan José Larrinaga Echevarría, Ernesto Alberdi Olano, Javier Antonio Oregui Echevarría y Juan Carlos Echevarría Zozobra, fueron trasladados entre mayo y junio a dicha cárcel.
El día de su llegada se interesaron ante los funcionarios de la misma por el talante del director y, según trascendió a la Prensa, advirtieron que de no recibir un "trato adecuado" crearían problemas.
"Hasta ahora no ha habido ningún motivo de fricción grave, pero es cierto que estos señores se niegan a ser considerados como presos comunes, diga lo que diga la Administración, y muestran una actitud despectiva ante los funcionarios, llegando a insultar en ocasiones. Se niegan a bajar al patio con los demás presos y forman un clan cerrado", declaró el portavoz.
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