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La policía desactiva un coche bomba que permaneció 13 horas en un paseo de San Sebastián

Un coche bomba cargado con 50 kilos de un explosivo conocido como amosal y con otros 60 de metralla permaneció ayer durante 13 horas en el paseo Nuevo de San Sebastián antes de que los artificieros policiales lograran desactivarlo, soslayando la serie de mecanismos-trampa dispuestos por los terroristas de ETA Militar. Los expertos policiales, que iniciaron su tarea con las primeras luces del alba, lograron inutilizar el potentísimo artefacto poco antes de las 15 horas, tras una laboriosa operación en la que los artificieros del equipo EDEX tuvieron que enfrentarse al fantasma de la pasada tragedia de Bilbao, cuando dos de sus compañeros murieron por la bomba que ya creían haber desactivado.

El coche bomba fue neutralizado con la ayuda de uno de Ios robots diseñados para la desativación de explosivos y depués de aislar la carga con explosiones controladas.José Ramón Goñi Tirapu, gobernador civil de Guipúzcoa, confirmó a primera hora de la tarde que el atentado iba dirigido contra los vehículos d Cuerpo Nacional de Policía que patrullan regularmente por el Paseo Nuevo de San Sebastián una zona en la que son frecuentes los robos de coches. Precisamente el Peugeot 309 de color rojo que contenía los 50 kilogramos de amosal fue descubierto a la 1.15 horas de la madrugada por policías municipales que efectuaban una ronda rutinaria. El vehículo tenía el maletero entreabierto y los guardias terminaron de abrirlo para comprobar si alguien había robado en su interior.Los agentes municipales descubrieron en el maletero, dos bombonas envueltas en bolsas de plástico, unos sacos y un mecanismo de activación, y abandonaron precipitadamente el lugar para alertar al equipo EDEX del Cuerpo Nacional de Policía. Su acción, que les habría costado la vida en el caso de que el mecanismo de activación hubiera estado conectado a la puerta del maletero, fue, al parecer, observada por algún miembro del comando que, apostado posiblemente en la ladera del monte Urgull, se encontraba a la espera de la llegada de una furgoneta policial para, a distancia, hacer explosionar la bomba.

Tal suposición se deduce de una llamada recibida 15 minutos más tarde por el servicio de Detente y Ayuda (DYA), en la que un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA militar indicó que se advirtiera a la policía municipal para que dejara de manipular en el Peugeot 309 rojo. El vehículo había sido robado a las 22 horas a punta de pistola a un vecino de Legazpia, Tomás Beloki Iraola, de 48 años, que pasa unos días de vacaciones en la capital donostiarra. Varios individuos le salieron al paso cuando acababa de abandonar la Policlínica de San Sebastián y tras apoderarse de su coche lo encadenaron a un árbol en las proximidades de ese lugar. Tomás Beloki estuvo hasta la medianoche vigilado por uno de los activistas, y posteriormente permaneció solo hasta ser descubierto casualmente por un trabajador y liberado, pasadas ya las cinco de la mañana. Antes de abandonarle encadenado a un árbol, el terrorista le proporcionó un paraguas para protegerse de la lluvia que cayó durante buena parte de la noche.

El Peugeot rojo fue estacionado con su carga mortífera en el Paseo Nuevo, a unos 50 metros de la última manzana de viviendas bajo la ladera trasera del monte Urgull, con la intención previsible de que el talud del monte orientara la onda expansiva, multiplicando sus efectos. La explosión de la potentísima bomba habría provocado, presumiblemente, un derrumbe parcial de la ladera y dañado seriamente la estrecha carretera que discurre a lo largo del paseo entre la ladera del Urgull y el mar. Según el gobernador civil de Guipúzcoa, el atentado es obra del mismo comando formado por elementos liberados, esto es dedicados en exclusiva a la organización terrorista y por la tanto mejor adiestrados, que asesinó por error, semanas atrás, en San Sebastián, al chófer del industrial Joaquín Aperribay.

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