Andreotti logra formar Gobierno en Italia después de 63 días de crisis

Giulio Andreotti, democristiano, de 70 años e ininterrumpidamente en el poder desde sus jóvenes 20 años, cuando se inició bajo De Gasperi en la política, subirá hoy, o a más tardar mañana domingo, las escaleras del Quirinal para confirmar al presidente de la República italiana, Francesco Cossiga, que ha conseguido, después de 63 días de crisis, formar un nuevo gobierno.Andreotti acudirá al Quirinal con la lista de los nuevos ministros, y su sexto gobierno será, como el anterior, un pentapartidio formado por democristianos, socialistas, republicanos, socialdemócratas y liberales.

Ha sido necesaria toda la astucia del divino Giulio -como suele llamarse a este incombustible político y hombre de estado- para desatar los últimos nudos de la compleja madeja liada por los socialistas tras haber abierto, durante el congreso de su partido de Milán, una enésima crisis de gobierno con el fin de quitar de Palazzo Chigi al odiado Ciriaco De Mita.

Los últimos problemas para cerrar la crisis quedaron resueltos ayer por la noche durante una reunión de Andreotti con los secretarios de los cinco partidos de la mayoría de gobierno.

En realidad, ni siquiera se discutió del programa, ya que, como al parecer había confiado el mismo Andreotti a uno de los secretarios, "todos saben que los programas suelen ser siempre los mismos". El problema, como siempre en este país, había sido el díficil equilibrio de repartirse los ministerios entre los cinco partidos, segun el tradicional codice Cencelli, es decir teniendo en cuenta una especie de tablas logarítmicas que adjudican no sólo a cada partido, sino a cada uno de los grupos internos de cada uno de ellos el peso que deben tener en el gobierno. Porque hay ministerios que valen, por ejemplo, tres puntos; otros, dos, y otros sólo uno. Estos últimos suelen ser los que dificilmente dan votos o permiten hacer dinero para el partido.

Por ejemplo, parece ser que en esta ocasión los socialistas por vez primera van a conseguir el tan apetitoso Ministerio de Asuntos Exteriores, que suele dar mucho prestigio. Se lo disputan Gianni De Michelis, vicepresidente saliente, y Claudio Martelli, vicesecretario socialista y que nunca ha tenido cargo alguno en el gobierno.

Por lo demás no habrá grandes novedades. Según el director de La Repubbilica, Eugenio Scalfari, dicho gobierno y todas las maniobras que lo han precedido supone una vuelta atras, es decir una vuelta a los tiempos peores de la vieja Democracia Cristiana.

Y lo que preocupa a la izquierda es que con esta operación de puro poder, con el único fin de echar a De Mita -acusado de estar cercano a los comunistas- los socialistas de Bettino Craxi, aliándose con lo más conservador de la Democracia Cristiana, cierran las puertas para cualquier posible acuerdo de alternativa progresista a la Democracia Cristiana en muchos años. Andreotti ha tenido que constatar que no hay rosa sin espinas ya que no ha logrado convencer a su enemigo político De Mita que entrara tambien él en el nuevo gobierno.