Las transgresiones y quebrantos del peronismo
Quisiera matizar algunas aseveraciones del artículo de opinión del señor Carlos Álvarez, diputado peronista electo en Buenos Aires, La transgresión de lo establecido (EL PAÍS, 8 de julio de 1989, página 13). En primer término, felicito al autor por su sinceridad: el peronismo es efectivamente transgresor. En el diccionario de la Real Academia se define la voz "transgredir" textualmente como "quebrantar, violar un precepto, ley o estatuto". Tal vez una buena síntesis de parte de la historia del "justicialismo" haya sido quebrantar y violar el espíritu de la convivencia en libertad.Se percibe en declaraciones y artículos recientes de cargos e intelectuales peronistas un ansia de legitimación ideológica en Europa, una obsesión por ser comprendidos por la racionalidad eurocéntrica. Tal compulsión sólo se explica en una consciencia de colonizado. Tal vez fuera mejor "no menearlo".
Sin mala fe, citaré brevísimos fragmentos de "ideas" de Perón, poco conocidos en España. Porque se insiste (y es verdad) en que el peronismo llegó siempre al Gobierno por las urnas. Y ésta es una condición inexcusable, sine qua non, de legitimidad; cierto. Pero ¿es suficiente cuando la práctica política subsiguiente no es cotidianamente democrática, especialmente cuando no admite libremente la disidencia, cuando evidencia la intolerancia?
¿Cuán homologable democráticamente es un "movimiento" cuyo fundador dijo respecto a los opositores lo siguiente: "El día que ustedes se lancen a colgar, yo estaré al lado de los que cuelgan"? (2 de agosto de 1946).
"Entregaremos unos metros de cuerda a cada descamisado y veremos quién cuelga a quién" (13 de agosto de 1946).
"Con un fusil o con un cuchillo, a matar al que se encuentre" (24 de junio de 1947).
"Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores" (8 de septiembre de 1947).
"Vamos a salir a la calle de una sola vez para que no vuelvan más ellos ni los hijos de ellos" (8 de junio de 195 l).
"Compañeros, cuando haya que quemar, yo voy a salir a la cabeza de ustedes a quemar" (7 de mayo de 1952), etcétera (cito por la página 71 del ensayo de Juan José Sebreli Los deseos imaginarios del peronismo, Legasa, Buenos Aires, 1983).
Y esto sin contar los crímenes de la Triple A, mejor conocidos. El límite de la propaganda, diputado Álvarez, es la memoria histórica. La mía me hace temer por el bienestar de mi familia argentina. Menem, que se dice reformista, debe superar los dañinos vicios del "movimiento" y de su entorno (el castrense, especialmente) o será él mismo el primer damnificado y rehén.
Conozco a Carlos desde hace muchos años, en La Rioja, y creo que quiere ayudar, sinceramente, al prójimo. Ojalá sepa ser, sin sectarismo, presidente de todos los argentinos. En tal caso, le deseo éxito, por el bien de la nación, desde mi cabal rechazo a su partido (por sectario y dogmático) como ideología y práctica.-
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