'Minicumbre' árabe en Orán para mediar en la crisis libanesa

Los jefes de Estado de Marruecos, Argelia y Arabia Saudí tienen previsto hoy en la ciudad argelina de Orán concretar sus esfuerzos de mediación en la crisis libanesa en un plan que permita romper el actual bloqueo. Desde hace casi cuatro meses las dos grandes comunidades sociorreligiosas de Líbano, cristianos y musulmanes, se encuentran enzarzadas en una lucha por la hegemonía que tiene en la presencia siria -favorable al bloque musulmán- su principal manzana de la discordia.

El triunvirato de jefes de Estado -Hassan II, Chadli Benyedid y Fahd- recibió un mandato de seis meses en la pasada cumbre árabe de Casablanca, con el objetivo de consolidar un precario alto el fuego logrado en el país de los cedros e intentar reunir su Parlamento. El fin último de este empeño es permitir a los diputados libaneses la elección de un presidente de la República, en el marco de una reforma política. Líbano permanece sin jefe del Estado desde que el pasado septiembre la Cámara fuera incapaz de ponerse de acuerdo sobre el sucesor del saliente Amín Gemayel.

Por el contrario, y a raíz de las diferencias intercomunitarias que alimentó la fallida elección presidencial, los libaneses cuentan desde entonces con dos Gobiernos, uno respaldado por los cristianos y otro por los musulmanes, que se disputan el poder Ejecutivo. La tensión creciente que ha acompañado las decisiones de uno u otro Gabinete a lo largo de estos meses terminó por estallar el pasado mes de marzo cuando el líder cristiano, general Michel Aún, pretendió acabar con los puertos ilegales y decretó su bloqueo. Ahora es él el que se encuentra bloqueado en un territorio de apenas 1.500 kilómetros cuadrados de superficie, rodeado por el Ejército sirio y sus aliados musulmanes, que bombardean diariamente su salida al mar.

Rápida reacción

Los enardecidos combates a que dio lugar, los peores de los 14 años de guerra civil en que lleva sumido el país, provocaron una rápida reacción de las naciones árabes hermanas. Había que hacer algo. Las buenas intenciones se han quedado hasta ahora en palabras y la intervención del comité de buenos oficios de la Liga Árabe ha rayado en el ridículo. Su decisión de enviar una fuerza multiárabe de observación quedó paralizada ante su decisión de no intervenir sin que se respetara un alto el fuego previo. En estas circunstancias, los libaneses se han sentido defraudados y se han llenado de escepticismo una vez más.Nadie cree en una solución mágica, pero en manos de los tres dirigentes convocados a Orán se encuentra la posibilidad de adoptar una postura clara respecto a la presencia siria (unos 35.000 soldados) en Líbano. Hasta ahora todas las reuniones han evitado pronunciarse de forma abierta sobre esta espinosa y dificil cuestión, con lo que han llenado de obstáculos el camino de salida. Siria justifica su despliegue en esos llamamientos y en su llegada al país en el seno de una fuerza multiárabe.