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Paramount aumenta en 187.000 millones de pesetas su oferta para adquirir el grupo periodístico Time

La empresa norteamericana Paramount Communications Inc. ha ofrecido 12.200 millones de dólares (cerca de 1,5 billones de pesetas) por la compra de publicaciones Time Inc. Con esta oferta, dicha empresa ha aumentado en 187.000 millones de pesetas su propuesta inicial. La proposición la hizo por carta el presidente de Paramount, Richard Munro, al presidente de Time, Martin Davis, que todavía no ha contestado a esta petición. Se abre así un nuevo capítulo en la lucha por el control total de uno de los mayores colosos de la comunicación del mundo.

Batman, Indiana Jones y los tripulantes de la nave espacial Enterprise no correrán jamás una aventura tan colosal como la que están viviendo estos días Richard Munro, Steven Ross y Martin Davis. Los presidentes de Time Incorporated, Warner Communications y Paramount Communications siguen protagonizando una aventura financiera en sesión continua que supera la imaginación de los mejores guionistas de Hollywood y la capacidad analítica de los más aventajados brokers de la jungla de Wall Street. Los tribunales deberán decidir quién puede absorber a quién y de qué modo deberá hacerlo. El the end de esta película aún no ha aparecido, y el desenlace sigue siendo imprevisible.La oferta pública hostil de adquisición (OPA) lanzada por Paramount contra Time el pasado día 6 de junio es una muestra extrema de lo que puede ocurrir en un mercado de valores a la vez que se trata de una lección magistral de capitalismo puro. Esta OPA es el ejemplo más claro de que en el mundo financiero norteamericano impera la ley del más fuerte y que el éxito comercial de una buena gestión no es razón suficiente para sobrevivir.

Time Incorporated, fundada en 1922 por Henry Luce (21.000 empleados, 289 millones de dólares de beneficios sobre una facturación de 4.500 millones de dólares en 1988), editora de las revistas People, Life, Fortune, Sports Illustrated y Timecu, propietaria del canal de televisión por cable Home Box Office (HBO), Cinemax y otros sistemas, no estaba en venta. Sus directivos, con Richard Munro a la cabeza, tenían incluso planes de expansión, hasta que Paramount les dijo públicamente: "Os quiero comprar".

Desde el pasado mes de marzo, Time estaba volcada en su fusión con Warner, y sólo soñaba con crear entre ambas compañías la mayor empresa de comunicación de la historia. "El mundo será nuestra ostra", comentó el presidente de Warner, Steven Ross, cuando llegó a su acuerdo final con Time.

A unas pocas manzanas del 1271 de la avenida de las Américas (la sede de Time), un tercer hombre, Martin Davis, planeaba desde el edificio Gulf and Western, de la calle Sesenta, una acción que iba a desbaratar los planes de Munro y Ross. Davis lanzó su oferta de 175 dólares por acción o 12.840 millones de dólares por la totalidad de Time Incorporated. La ostra comenzaba a cerrarse, y Munro advirtió de inmediato que había cometido un error al no haber creado barreras financieras para evitar ofertas hostiles, como la adquisición de deuda a gran escala. El día 6 de junio, sus acciones se asemejaban a un caramelo en la puerta de una escuela. Ese día, el índice Dow Jones situaba las acciones de Time en 2,26 dólares. Un día después del anuncio de la OPA, el precio había alcanzado ya los 140 dólares.

Empresa ejemplar

La oferta de Paramount fue una sacudida en el ego de Time, una de las más ejemplares empresas norteamericanas. Time, como CBS, The Washington Post o The New York Times, es como la conciencia de este país. Su independencia y sobre todo su historia es la historia reciente de América, y sus responsables creían estar al margen del mercadeo y las operaciones de compra-venta que aparecen en las portadas de sus revistas. Davis desafió a Time, y el establishment se ha tambaleado.Richard Munro, el chairman de Time, y el presidente de su compañía, Nicholas J. Nicholas, están estos días más preocupados de evitar la OPA de la Paramount que de lo que ocurre en China, de cómo juegan los Mets o de lo que va a ocurrir este verano en los países de influencia soviética. Ambos pasan encerrados horas y horas en los despachos del piso 342 del edificio Time and Life. Munro y Nicholas no tienen apenas tiempo para idear una estrategia eficaz, pero aun así han lanzado lo que la revista Newsweek califica como su "contraataque".

Su primer paso ha sido anunciar públicamente la compra, y la no absorción, de Warner, sin el consentimiento de sus accionistas. Time, que esta misma semana publicaba anuncios en toda la Prensa de la Costa Este anunciando su decisión de comprar esa compañía, ofrece por Warner 14.000 millones de dólares, lo que ha provocado el temor de sus trabajadores, que no desean que ese tremendo endeudamiento haga peligrar alguna de las divisiones de la compañía. La intención de Time es, además de empeñarse y dejar de ser un bombón apetecible, adquirir un volumen financiero tan increíble que Paramount no tenga más remedio que retirar su oferta.

Time también ha emprendido acciones legales para dificultar los planes de Martin Davis, solicitando a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) que rechace el voto de confianza pedido por Paramount para completar su oferta. Time ha aludido a las presuntas malas intenciones de Paramount y a la suposición de que la independencia informativa del semanario corre peligro si se completa la compra.

Munro y sus directivos también han denunciado a Paramount ante la corte federal del distrito de Manhattan por falso testimonio. Paramount, por su parte, ha denunciado a Time ante los tribunales de Delaware, donde se hallan registradas ambas empresas, acusándola de obstaculizar su OPA con métodos ilegales. Paramount acusa a Time de no mantener informados a sus accionistas, además de intentar hacer creer a la opinión pública que perderá su "integridad" si finalmente cae en en sus manos. La Comisión de Valores y Cambios (SEC), el árbitro de Wall Street, también está controlando esta OPA.

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