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'Alboroto, alboroto'

"H-50 para Charli-Zulu-77. ¿Me recibe?". El oficial del coche patrulla, al oír que era requerido desde la emisora central del 091 cogió el micrófono y respondió: "Charli-Zulu-77 para H-50, adelante". Los policías, siguiendo las órdenes recibidas, se trasladaron rápidamente al segundo piso del número 50 de la calle Alcalde Sainz de Baranda.

"Dios, esto es horrible... Nunca había visto una cosa así...", murmuró uno de los patrulleros al ver los cadáveres del matrimonio Gardner y de su sirvienta materialmente cosidos a cuchilladas. Eran exactamente las 22.20 del 26 de enero de 1988.

Medio año después, María de los Ángeles Carretero relataba así la escena: "Fuimos a verla [a su tía Benita] porque habíamos ido al hospital Provincial a ver unos análisis. Nos hizo pasar. Me dio dos besos. Nos sentamos. Nos sacó café, unas galletas y que si queríamos tarta. Alboroto, alboroto, moviéndose las cosas. No me acuerdo de nada. Estábamos en la cocina. La calle, la calle... Hay algo que me aprieta, se me junta algo por dentro. No se quién llevaba el cuchillo. No me acuerdo. En la calle, nos vamos para casa. Nos cambiamos de ropa. Nos pinchamos. No comentamos nada".

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Tres cadáveres en el estrado

Los psiquiatras que han estudiado a los dos presuntos autores piensan que el crimen se desencadenó cuando María de los Ángeles y Paco sufrieron una fuerte frustración al ver que la tía Benita no les daba dinero. Y añaden: "El alboroto, alboroto del que habla María Ángeles es la discusión con la tía Benita".

El fiscal estima en sus conclusiones provisionales que los hechos constituyen un delito de robo con homicidio y tres homicidios, por lo que reclama para sus autores más de 130 años de prisión. El letrado Miguel Vega, defensor de Francisco, solicitará la absolución por los trastornos mentales de su cliente, mientras que su compañero Guillermo Salvá posiblemente también pedirá la absolución de María de los Ángeles porque en su caso "hay muchas más bases objetivas de defensa de lo que parece".

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